Como probablemente usted ya sabe, En el camino es la crónica de los encuentros que a finales de los 40 el escritor Jack Kerouac tuvo con autores como Allen Ginsberg o William Burroughs y sobre todo con el magnético Neal Cassady, y de los viajes que llevaron a cabo a través de Estados Unidos buscando respuestas a las grandes preguntas. En otras palabras, el manifiesto literario de la generación beat , del que desde ahora, por fin, existe también una versión cinematográfica. EL PERIODICO ha podido hablar con el director de On the road (En la carretera ), el brasileño Walter Salles (Río de Janeiro, 1956), autor de Estación Central de Brasil (1998) y Diarios de motocicleta (2004).

--¿Cuándo entró en contacto por primera vez con el libro de Kerouac?

--Lo leí a los 18 años, en 1974, en plena dictadura militar brasileña. Era una copia clandestina, porque el libro estaba censurado, como casi todo. Me sentí fascinado por esos personajes que buscaban la libertad y eran capaces de redefinir su futuro, y para quienes el movimiento era una forma de entender quién eras pero también para traspasar los límites que se te habían impuesto. Eso a nosotros no nos estaba permitido porque las carreteras estaban literalmente cerradas, se nos negaba el futuro. Me fascinaron también su narrativa influenciada por el jazz, su culto a la improvisación y la espontaneidad y su demostración de que el sexo y las drogas pueden ser una forma de amplificar tu entendimiento del mundo.

--Sin embargo, usted se lo pensó mucho antes de aceptar la oferta de hacer esta película. ¿Por qué?

--Porque en esa época, el 2007, yo acababa de hacer otra road movie , Diarios de motocicleta , y sabía que para rodar On the road me tendría que sumergir en una cultura que no es la mía. Acepté con la condición de que se me permitiera rodar antes un documental de investigación para la película. En él tracé las raíces de Kerouac y hablé con algunas personas que inspiraron a los personajes del libro y con poetas de aquella generación como Lawrence Ferlinghetti, Diane di Prima o Michael McClure.

--En Diarios de motocicleta retrató a Ernesto Guevara justo antes de convertirse en el Che y en On the road captura los años previos a la creación del movimiento beat . ¿Por qué siempre se fija en los orígenes?

--Lo bonito es mirar a esos personajes cuando tienen más dudas que certezas, cuando abren sus ojos al mundo y no cuando ya han completado el ciclo de su historia. Me interesa el rito de paso de la juventud a la adultez. Diarios de motocicleta narraba el despertar político y social de dos jóvenes que descubren la geografía humana y física de Latinoamérica y cómo ese descubrimiento los cambiará para siempre. Aquí hablo de jóvenes que viven aparentemente a la deriva, pero que acabarán sentando las bases de lo que después se convertirá en una revolución de comportamiento.

--¿Por qué cree usted que durante 50 años En el camino ha retenido su condición de icono?

--Porque es una de las mejores descripciones del rito de paso de la juventud a la edad adulta jamás escritas, pero también porque habla de la necesidad de vivir cada momento al máximo, de experimentar las cosas en la propia piel y no a través de una pantalla de televisión. Solo la experiencia de primera mano nos va a permitir crear una conciencia social y cambiar las cosas.

--¿Cree usted que el mensaje del libro sigue siendo relevante hoy?

--Más que nunca. La posguerra americana suele retratarse como una época dorada, pero también fue la era del mccarthismo, y del inicio de la guerra fría y conflictos políticos y sociales entre Estados Unidos y otros países del mundo. Frente a eso, el libro de Kerouac supuso un intento de redefinir la familia y las relaciones interpersonales y abrirse a la cultura afroamericana y el jazz. Su influencia se dejó sentir luego en las pinturas de Pollock, en el nuevo periodismo o en el Actor's Studio. Sin Kerouac y sus coetáneos no existiría Bob Dylan, ni Leonard Cohen, ni Neil Young. Y actualmente nos hallamos en un momento de cambio muy importante, como han reflejado la primavera árabe o movimientos como los indignados o el Ocuppy Movement . La juventud debe regirse por el deseo de alterar las cosas y no vivir como nuestros padres vivieron. De construir un nuevo futuro.

- On the road es la cuarta road movie que usted rueda. ¿Qué le atrae de ese género?

--De entrada conecta con mi historia personal porque mi padre fue diplomático durante mi infancia, y hasta los 15 años viví en diversos países. Pero también porque las películas que me animaron a hacer cine son road movies , títulos como El reportero , de Antonioni, o Alicia en las ciudades , de Wenders. Lo que me encanta de las road movies es que son historias de personajes inmersos en crisis existenciales que, a medida que se alejan del punto de partida, entienden mejor de dónde vienen, quiénes son y adónde van. Es una forma narrativa muy atractiva, también porque rodar una película así se convierte en un punto de encuentro entre el documental y la ficción.

--¿A qué se refiere?

--Mientras ruedas una road movie estás protagonizando una road movie , y tienes que incorporar en la película todo aquello que te encuentres a tu paso. Durante el rodaje animé a mis actores a que contemplaran la lluvia chocando contra el parabrisas, a que saborearan el polvo del desierto y se empaparan de la humedad de Louisiana, a que sintieran la soledad de la carretera. Fue un viaje inolvidable.