La jornada competitiva de ayer en la Mostra tuvo calidad y propició la polémica. La chiave de casa , de Gianni Amelio, era esperada con suma expectación por crítica y público en Italia. Y defendieron la película con ahínco, mientras el resto de críticos y cronistas mostraron ciertas reservas. Tierra de abundancia , de Wim Wenders, provocó entusiasmos y reticencias.

Amelio se ha arriesgado a contar una historia dura: la del encuentro de un joven padre con su hijo discapacitado cuando éste está en la adolescencia. Antes se había desentendido de él, tanto por su minusvalía como por haber provocado, en el parto, la muerte de su esposa, de 19 años. Es un encuentro traumático. El padre mira a su hijo como a un extraño e incluso niega su paternidad al hablar con desconocidos.

Aparte de su impecable puesta en escena, Amelio ha contado con el apreciable trabajo interpretativo de Andrea Rossi, un muchacho discapacitado que tiene el título de campeón de natación en competiciones para disminuidos físicos. Su presencia en la pantalla es sobresaliente.

Con Tierra de abundancia Wim Wenders nos sitúa en el Nueva York actual, con los efectos de la pesadilla del 11-S. Con una mirada irónica despliega su maestría valiéndose de dos protagonistas: un veterano de Vietnam, que ve enemigos de la patria por todas partes y pretende luchar contra ellos en solitario utilizando una vetusta camioneta provista de elementos de visión y escucha bastante chapuceros. Por otra parte, está su sobrina, que es una cooperante que ha pasado años trabajando en Africa y Palestina. Es de lo más divertido y agudo visto en la Mostra.