A Willem Dafoe le gusta estar contra las cuerdas enfrentándose al estímulo de superación constante. Le es difícil permanecer quieto. Se balancea al borde del sofá mientras sus dedos machacan el tapón de una botella de agua. Al final de la entrevista, su mano juguetea con los pedazos rotos.

--¿Qué significa un premio Donostia con tan sólo 50 años?

--Un acicate y un aprecio del que estoy orgulloso. Me siento bendecido. Reboso pasión por lo que hago, soy ambicioso y trabajo duro. Me gusta apoderarme de las historias de los demás. Los mejores sueños son los que no puedes imaginar.

--Lars Von Trier, Martin Scorsese, Wes Anderson, Sam Raimi, David Cronenberg, Abel Ferrara, Anthony Minghella, Wim Wenders, David Lynch, Oliver Stone, Alan Parker y Tony Scott ¿Qué tienen en común y con quién volvería a rodar?

--Me atrae el cine personal y suelo rodearme de personalidades fuertes porque me fío más de las personas que de los guiones. Soy un sentimental. No quiero arruinar su reputación pero Von Trier es un cielo. Su cine me fascina. Volvería a trabajar con él.

--¿Se decanta por personajes malignos y turbios?

--He hecho de demonio muchas veces. La gente me recuerda por las grandes películas en las que he interpretado personajes oscuros.

--¿A qué dice no?

--A aquello que no considero interesante; a personajes que, considero, otros actores pueden interpretar mejor y a trabajar con gente aburrida.

--¿Qué le motiva?

--El misterio, la aventura y la ambigüedad. No me gusta tener el control de todo. No es divertido.

--¿ Platton fue un antes y un después en su trayectoria?

--Fue una película memorable. Pero la que realmente me abrió puertas fue Vivir y morir en Los Angeles , de Friedkin. A los directores les gustó mucho.

--Acaba de rodar con Spike Lee.

--Tengo un pequeño papel en Inside man . Donde sí tengo una actuación importante es en American dreamz , de Paul Weitz. Es una sátira política sobre lo que está pasando ahora con el Gobierno de Estados Unidos. La derecha cristiana cada vez es más fuerte. En consecuencia, se está erosionando la separación entre Iglesia y Estado.