El escritor estadounidense William C. Gordon ha recuperado el estilo de los años sesenta en sus obras de literatura criminal, que ayer presentó en la Semana Negra de Gijón.

Considerado por la crítica como el último superviviente del género en "estado puro" por conservar las claves iniciales de la novela negra, Gordon dijo que odia la tecnología para resolver las intrigas de los casos policiales. En sus novelas, los investigadores no necesitan análisis de ADN, ni ordenadores, ni teléfonos móviles, solo se valen de la intuición, de una metodología precisa y de su inteligencia.

"Se trata de usar la cabeza, ir dando respuestas a los interrogantes paso a paso para ir resolviendo la intriga criminal y descubrir al asesino", expresó.

Nacido en Los Angeles en 1937, el autor ha sido oficial del Ejército de los Estados Unidos, dueño de un bar y abogado, aunque fue su esposa, la escritora chilena Isabel Allende, quien le empujó a escribir novela negra.

Gordon ha creado el personaje de Samuel Hamilton, un reportero de sucesos que está presente en sus novelas: Duelo en Chinatown , El rey de los bajos fondos y El enano .

Ayer explicó que "precisamente el personaje protagonista es un reportero y no un detective privado o un policía para prescindir de todo elemento tecnológico en la investigación".

En la primera novela, Samuel Hamilton es un hombre arruinado, un borracho fracasado que necesita de la ayuda de los demás, pero en las otras dos se ve una evolución porque poco a poco su vida mejora, ha dicho.

Con El enano se ha inspirado en su padre, a quien considera "un enano emocional, sinvergüenza y mujeriego". Gordon se ha manifestado a favor de la idea de Ernest Hemingway de que "toda novela es de algún modo autobiográfica". El personaje de la bruja amante del enano, está inspirado en la asistente que tenía su padre y con la que teníauna relación íntima.