La sección competitiva del Festival de Cannes finalizó ayer. De las tres películas proyectadas en esta recta final sobresale con nitidez 2046 , de Wong Kar-wai, el celebrado autor de Deseando amar . 2046 es una película hipnótica, sublime, que queda retenida en la mente y espíritu del espectador durante largo tiempo. Hay historias de amor, búsqueda del destino y un afán por huir del pasado, todo narrado con la sutileza propia del cineasta de Hong Kong, con esos encuadres marca de la casa y la fijación del alma de los personajes. Se perfila como el más firme candidato a la Palma de Oro.

La acción transcurre en varios escenarios con un mismo protagonista, un escritor que crea dos novelas que le incumben personalmente: una sobre un seductor que juega con el amor y la otra futurista, centrada en los viajeros que van en un tren hacia el año 2046 con un destino incierto, que Kar-wai equipara al de los habitantes de Hong Kong y esos 50 años de dominación china que les esperan.

En Clean , Olivier Assayas se muestra maduro y clásico. Se ciñe a la clave melodramática de la historia: una mujer que ha vivido entre la droga y el rock y que pretende reencontrar a su hijo, que ha permanecido casi todo el tiempo con sus abuelos. La última cinta del certamen fue La vida y muerte de Peter Sellers , de Stephen Hopkins, un retrato divertido y dramático del gran cómico.

Ayer se conocieron ya dos premios. Farenheit 9/11 , de Michael Moore, fue distinguido con el Fipresci, de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica. El filme uruguayo Whisky se alzó con el galardón correspondiente a Una Cierta Mirada.