Lo hizo con Watchmen . Y ahora, con Superman . Zack Snyder (Wisconsin, EEUU, 1966) no tiene miedo a los fundamentalistas del cómic. Tras atreverse a llevar a la gran pantalla la novela gráfica de Alan Moore, el cineasta recupera al héroe estadounidense por excelencia y nos cuenta su historia desde el principio. Con el apadrinamiento de Christopher Nolan (El caballero oscuro ) y tras haber amasado 90,4 millones de euros el pasado fin de semana en EEUU, El hombre de acero se estrenó el viernes en España como la gran esperanza para salvar una taquilla que anda de capa caída. En Extremadura se puede ver en Cáceres, Plasencia, Badajoz, Mérida, Almendralejo, Don Benito y Zafra.

--¿Quiénes tienen más peligro, los fundamentalistas de Alan Moore o los de Superman?

--Cuando Moore publicó Watchmen yo pensé que mis sueños de infancia de Superman eran falsos y que el cómic de Moore era lo auténticamente válido. Al hacer la película quise hacer justicia al cómic. Y ahora me ha pasado exactamente lo mismo con Superman. El hombre de acero no es solo una reivindicación de Superman sino de los superhéroes en general. Solo al dirigir el filme me he dado cuenta de que Superman tenía esa pureza a la que yo había sido fiel en mi infancia. Y quise mantener esa pureza. La película me la tomé muy en serio desde el principio. Por ejemplo, mucha gente me pregunta por qué le quité los calzoncillos. Y eso es una muestra más de lo en serio que me he tomado esta historia. ¿Calzoncillos encima de la ropa? Eso no tiene ningún sentido.

--No me ha dicho si tiene miedo de los fundamentalistas del cómic.

--No, no. No les tengo miedo. También soy fundamentalista.

--El guion está a cargo de David S. Goyer, autor del cómic titulado El incidente donde Superman renunciaba a su ciudadanía norteamericana. ¿Barajó incluir algo tan sumamente transgresor?

--Era una opción a considerar, pero hay que tener en cuenta a qué público te diriges. Los que leen los cómics están muy enterados y les puedes contar muchas más cosas que si te diriges a los espectadores de cine. Además, hay que tener en cuenta que para mucha gente, para mis hijos, por ejemplo, este es su primer Superman.

--¿Qué referentes tuvieron más en cuenta?

--David S. Goyer lo sabe todo de él. Nuestra intención fue coger elementos de aquí y allá y dar una idea completa de la mitología de Superman. Lo que no hicimos fue fijarnos en las otras películas. No las quisimos tener en cuenta. Las dejamos de lado.

--¿Qué tipo de cineasta hay que ser para realizar Watchmen , 300 y El hombre de acero ?

íUno relajado. Yo soy un director que, más que saber dirigir, sabe fotografiar. Antes de meterme en el cine trabajé en publicidad durante muchos años así que tengo un ojo muy fotográfico. Otra cosa importante es rodearse de un equipo de colaboradores de confianza. Nunca he trabajado con un actor que no estuviera 100% convencido e involucrado en el proyecto. Ser director es como estar en un circo. Es el mejor trabajo del mundo. Es necesario que uno disfrute con ello. Si uno, tiene que replanteárselo.

--Pero hay que mandar mucho, ¿no?

--No si tienes las cosas claras. Yo digo cómo quiero que quede una escena y me hago entender. Dibujo mucho. Dibujo constantemente muestra el garabato que está haciendo durante su encuentro con la prensa y uso mis viñetas para explicarme.

--¿Satisfecho del resultado?

--Sí, al 100%. Y para ello ha sido fundamental la colaboración del productor, Cristopher Nolan, que me dijo: en Hollywood se hacen dos tipos de películas, las del director y las del estudio. El quería que El hombre de acero fuera de las primeras.

--¿Qué vio en el actor británico Henry Cavill para elegirle como su Superman?

--Es que se parece mucho a Superman (risas). Es una persona que entiende el concepto del servicio. Viene de una familia de militares y tiene inculcado ese espíritu. Tiene el impulso natural de ayudar. Lo hace, por ejemplo, si ve a alguien apurado en la calle. Y eso es algo que no se puede representar. Eso es algo que sale de ti.