En el Arco de la Estrella, en el inicio de la parte antigua de su Cáceres natal, espera Quini Carrasco Ávila con su nueva bicicleta, la que utilizará en su campaña número 31 como deportista individual de élite. «No lo sé. Esto es como dice ‘El Cholo’ Simeone: temporada a temporada», dice, atento y rápido en la respuesta, cuando se le interpela con un simple ¿hasta cuándo durará tu carrera?

La cita es el día antes a su 54 cumpleaños. Hace 34 que tuvo el accidente que le sesgó un brazo y que le cambió radicalmente la vida. «Entonces llegué a pesar 106 kilos. Después, como velocista, entre 92-93. Hace años, ya como triatleta, estoy en 82, no me muevo apenas de este peso», comenta distendido un rato antes de empezar sus clases.

«Mi vida es el deporte. O estoy entrenando o estoy dando clases. Las clases que doy en el Cabezarrubia me sirven de entrenamiento». Por la mañana se levanta sobre las ocho y media, «antes de estar con mis policías y bomberos», después trabajo. Por la tarde, «otra vez mis polis y después más entrenamiento. Anoche, por ejemplo, terminé a las diez», relata mientras toma un café en la plaza Mayor antes de reiniciar la tarea, esa que tanto le apasiona. Hoy está feliz: «ayer ya estuve más de una hora haciendo bici y 20 minutos de carrera, aparte de dar las clases».

Se recupera Carrasco de una operación de talón de Aquiles con la que terminó la temporada pasada en una especialidad, el paratriatlón, que le motiva especialmente, y en la que compite regularmente desde hace justamente diez años. Ningún obstáculo, a su edad, le ha hecho desistir de su incontenible ilusión de competir: este año volverá a estar en mundiales y europeos con la idea de sumar medallas.

¿Tokio?

En el horizonte están las Paralimpiadas de Tokio, cuyas puertas tiene abiertas, pese a la dificultad añadida. «Es casi imposible, pero se puede. Han metido una categoría más y teóricamente podría estar, aunque sé que es especialmente complicado».

Carrasco afirma que ahora está especialmente motivado para el futuro. Pero ello no le hace dejar de ‘mojarse’ sobre la actualidad deportiva. Sobre el cese de Ñete Bohigas en el club de baloncesto de LEB Oro, con el que trabajó en su día en el Cáceres, es nítido: «a mí me parece que es una equivocación, y mucho más después de una victoria, que te da más fuerza siempre. Los directivos podían haber ajustado más la decisión», analiza Carrasco. «Además, no entiendo que el cambio sea por alguien de dentro, de su segundo, que podría haber trabajado si hubiera tenido que cambiar cosas desde ahí», juzga.

Y el paratriatleta incide: «le doy la razón a Ñete cuando dice lo difícil que es triunfar si eres de Cáceres. A mí esto no me ha pasado porque yo estoy en un deporte individual, pero le entiendo».

A nivel global sobre el deporte extremeño, apunta: «a nivel individual se están haciendo las cosas bien y los resultados están ahí. A nivel de equipos no sé qué pasa que nos falta algún club de referencia importante, pero hay qien está trabajando muy bien, como los equipos de voleibol o el baloncesto femenino», asevera Carrasco.

El deportista cacereño, orgulloso Hijo Predilecto de la ciudad, se marcha a sus clases (en una de ellas tiene a la alcaldesa, Elena Nevado, «que está en forma», dice distendidamente) con la mirada puesta también en el reto diario. Su bici, de nuevo de Bicicletas Pelín, firma a la que sigue fiel, la levanta sin apenas esfuerzo. Pesa apenas ocho kilos. Carrasco, el imcombustible Carrasco, erre que erre.