La rapidísima piscina del Centro Acuático Nacional y, sobre todo, el uso generalizado del revolucionario bañador LZR de la firma norteamericana Speedo han disparado los récords mundiales de natación. Cuando se llevan solo dos jornadas de finales, ya son ocho los topes universales superados en Pekín. Tres de ellos han llegado, además, en series o semifinales: los de ayer de la zimbabuense Kirsty Coventry en los 100 espalda (58.77) y de la italiana Federica Pellegrini en los 200 libre (1.55.45), y el del domingo del 4x100 libre (3.12.23), preludio del galáctico 3.08.24 de ayer. En esa misma prueba, el australiano Eamon Sullivan se convirtió en el nadador más rápido (47.24 en la primera posta de 100 libre).

Michael Phelps ha sido protagonista en dos de estos récords nuevos --el del 4x100 y el de los 400 estilos--, mientras que el japonés Kosuke Kitajima revalidó su título olímpico de 100 braza con 58.91 (primera vez que algún nadador baja de los 59 segundos). La australiana Stephanie Rice, la Phelps femenina en estilos, dejó el sábado la plusmarca de los 400 metros en 4.03.84.

Curiosamente, Pellegrini es la única que se mantiene fiel a su marca de siempre, la firma italiana Arena, y no se ha pasado al bañador de Speedo, cuya aparición el pasado mes de febrero ha propiciado una auténtica avalancha de plusmarcas mundiales.