Cuando ayer los corredores entraron en las duchas del estadio de Quimper, en Bretaña, se quitaron de encima algo más que el barro y la suciedad de otro día infernal, de otro remojón inhumano por el norte de Francia. La ducha debió tener un efecto relajante. Tantos días mojándose y cayendo no son buenos para el cuerpo.

Por fin se terminaron las etapas llanas. A partir de mañana, el Tour 2004 empezará a circular por carreteras ondulantes. Los ciclistas deberán hacer uso del plato pequeño, el que se utiliza para subir. La jornada de reposo, prevista para hoy, tendrá los mismos efectos tranquilizadores que el agua caliente del campo de fútbol de Quimper, donde los ciclistas se asearon antes de tomar un vuelo chárter hacia Limoges.

No es bueno abusar de la montaña, pero tampoco del llano. Hace un año, tal día como ayer, se ascendió el Alpe d´Huez, donde se anotó el triunfo y se dio a conocer internacionalmente Iban Mayo. Pues bien, ahora, el vasco, por poner un ejemplo, no ha visto una montaña en una semana. Y lo que es peor, no ha hecho otra cosa que caerse. Ayer, al menos, tuvo un poco más de suerte, en una etapa que se volvió a resolver al esprint, con triunfo del campeón de Noruega, Thor Hushovd, el ciclista que se entrena por el Empord y que tanto cariño y amor siente por Catalunya y por el Mediterráneo.

Mayo, entre las figuras del Tour, ha sido una de las que peor lo ha pasado. La caída masiva, que se registró el pasado viernes en Angers, le perjudicó mucho más de lo que quiso hacer ver el Euskaltel. "La misma noche --explicó ayer el vasco, tras salir de la ducha--, después de recibir el masaje, empecé a sentir un dolor muy fuerte que me bajaba del codo a la mano. Decidimos ir al hospital. Al menos, las radiografías que me hicieron me tranquilizaron un poco". Mayo temió que se había roto el codo. El golpe fue justo en el callo que tiene como recuerdo de un accidente de tráfico que sufrió a los 19 años y que a punto estuvo de terminar con su carrera.

"El sábado --añadió el corredor-- lo pasé todavía peor. Con el agua y con el frío la herida me dolía mucho. Por fortuna hoy el codo no me ha molestado. No creo que vaya a peor". Fue la buena noticia para Mayo, quien espera ver hoy el sol. "El viernes por la noche me costó coger el sueño. No me podía girar". A los dolores en el codo se unían las molestias por la herida en la cadera, producto de la caída en la etapa de los adoquines.

CAIDA POR UN PERRO Cada día, ayer no fue la excepción, se ha dejado formar una escapada, que se ha intentado anular en los kilómetros finales. Allí, el pelotón se ha lanzado casi de forma suicida, a veces por encima de los 60 kilómetros por hora. Por eso ha habido tantas y tantas caídas. La de ayer, que afectó a diez corredores, entre ellos Marcos Serrano, del Liberty Seguros, la originó el perro de un aficionado que intentó cruzar la carretera al paso del pelotón.