ESPAÑA: Hombrados; Rocas (1), Garabaya (4), Asier, R. Entrerríos (3), Romero (4, 2p) y Juanín (8); A. Entrerríos (2), Belaustegui, Davis, Ortega, Chema (1) y Aguinagalde (3)

SUECIA: Beutler; Lennartsson (3), Andersson (3), Doder (4), Boquist (5), Kallman (8) y Ahlm (2); Svensson (ps), Carlen (1),Arrhenius,Lundstrom, Jernemyr, Pettersson y Larholm (1).

MARCADOR CADA CINCO MINUTOS: 2-2, 4-5, 6-8, 10-10, 11-12, 14-13; 17-15, 20-18, 21-20, 23-23, 24-26, y 26-27.

ARBITROS: Baum y Gorlczyk (Polonia).

INCIDENCIAS: Segunda jornada del Grupo II del Europeo.

Los últimos ocho segundos del España-Suecia sintetizan el errático papel del cuadro de Juan Carlos Pastor en el Europeo de Noruega. Tras un pulso muy espeso, los subcampeones, con empate a 26, tenían el balón para seguir soñando con las medallas. Como si la fortuna hubiera querido darles una segunda oportunidad, 22 horas después de malgastar una situación calcada para empatar con Francia. Con Juanín como portero-jugador, España sirvió el golpe franco y, en apenas dos segundos Ortega lanzaba pero su tiro chocó con Svensson. El portero del Portland, que cumplirá pronto los 40, se levantó de un brinco, trazó un globo que cruzó la pista y Kallman, sobre la bocina, mató a puerta vacía las ilusiones.

"Estamos jodidos --reconocía Iker Romero--. Hemos tenido dos jugadas casi idénticas que, si hubiera salido cara, nos habrían puesto a un paso de las semifinales, pero salió cruz". Su desolación era lógica. Habían tirado un choque que parecía controlado cuando Iker abrió una brecha de cuatro goles (20-16, m. 39).

La entrada de Svensson lo cambió todo. No porque parara mucho (detuvo un balón, además del decisivo), pero su presencia dió alas a una flota escandinava que estuvo siete minutos imbatida y que, con un parcial de 2-6, volteó el choque (21-22).

Es fácil acordarse de los que no están, pero España no ha aprendido a vivir sin Uríos. En la desesperación, todas las miradas iban hacia el pivote, y Garabaya y Aguinagalde, pese a su entrega, no tienen la potencia del hispano-cubano. A Juanín, que había marcado siete goles en los primeros 37 minutos, dejaron de llegarle balones.

Kallman, empezó a vestirse de verdugo (24-26). Y cuando todo parecía perdido un gol y dos robos de Alberto Entrerríos abrieron la puerta de la esperanza. De nada sirvió que un gran Hombrados desviara un penalti de Ahlm antes del trágico final.