A los 18 años maravillaba en el Tour del Porvenir, la carrera francesa que descubre a los mejores ciclistas del futuro. A los 20, en plena crisis personal, qué hago yo sobre la bicicleta y qué me depara la vida en unos años, Adrien Costa, un gran valor de la cantera de Estados Unidos, dejó aparcada una prometedora carrera profesional. Y a los 21, mientras practicaba la escalada, su otra gran pasión, una roca le destrozó en el acto la pierna derecha, por encima de la rodilla, mientras buscaba la ruta al glaciar del Monte Conness, en California.

Sucedió el 29 de julio. Adrien tuvo la fortuna de que una pareja de excursionista lo descubrió herido y dio el aviso a los servicios de emergencias. La evacuación de Adrien fue muy complicada, en un día de perros, con una niebla que dificultaba el vuelo del helicóptero. Se tardó más de la cuenta y el joven ciclista californiano ingresó en el hospital en estado crítico. Nada más llegar los médicos determinaron que nada se podía hacer por su pierna. Se la amputaron, aunque salvaron su vida.

Campaña solidaria

Pocos días después, ya en el mes de agosto, se inició a través de las redes sociales una campaña para recaudar los 100.000 euros que Adrien necesitaba para su rehabilitación y para disponer de una prótesis que, en un tiempo incierto, le permitiera volver a practicar deporte.

Como si se tratase de un milagro, en menos de tres meses, Adrien Costa ya ha comenzado a superar el trauma del accidente y no ha querido quedar postrado y, ni mucho menos, renunciar a los dos deportes que más le gustan, el ciclismo y la escalada, tal como ha querido dejar patente en las redes sociales.