Se agotan los calificativos para definir a la valiente, atrevida e ilusionada afición del Extremadura. Ayer, en el mítico estadio de La Rosaleda, más de medio millar de aficionados colorearon de azulgrana un rincón del estadio malacitano para no dejar de creer en ningún momento en los suyos. La mayoría, de Almendralejo, pero la afición del Extremadura es de toda la región y fueron muchos los representantes de otros puntos de la región los que aprovecharon uno de los desplazamientos más asequibles del año. Por ejemplo, la viajera Peña El Norte o los amigos de Siruela, que cada domingo hacen más de 300 kilómetros por ver al Extremadura.

Fue un día espléndido en la Costa del Sol con la guinda del triunfo. Lo sabía Manuel Mosquera, que nada más sentarse en la butaca de la sala de prensa de La Rosaleda, dijo lo siguiente: «es una victoria de todos. Del equipo, de nuestro pueblo y de nuestra afición, que siempre está ahí. Hoy quizá no han podido venir todos los dedos de nuestra mano gigante, pero nos han bastado con tres o cuatro y estamos siempre muy agradecidos».

Para el técnico gallego, el triunfo no sólo sirve para que respeten al Extremadura, sino más bien «para que nuestro equipo ya sepa que podemos ganar en cualquier lugar. Que no tenemos fin. Siempre con respeto y humildad, pero sin complejos».

Protagonistas

Uno de los héroes volvió a ser Lolo González, que sumó su segundo gol de la temporada en su cuarto partido. El sanluqueño acabó exhausto y tuvo que ser cambiado.

Pero sin duda, los mejores ayer del encuentro fueron de nuevo los dos laterales: Alex Díez y Bastos. El primero, además de una asistencia, dio una exhibición en fase ofensiva y defensiva. Bastos es, sin duda, uno de los fichajes del mercado invernal. Ataca, defiende, brega y todo lo hace con inteligencia. Y Casto, ayer volador y salvador. El Extremadura está con la flecha hacia arriba. Y ahora, a La Coruña.