La ciudad de Don Benito se tiñó ayer de rojiblanco. Y es que, como quedó comprobado, la ciudad tenía ganas de un ascenso a Segunda B por la puerta grande. Y no un ascenso con suspense y a costa de la desgracia de otro equipo, como sucedió hace dos temporadas cuando se ocupó la vacante del desaparecido Mérida al acabar como mejor segundo de la liguilla.

En esta ocasión, la afición no falló en el momento clave de la temporada. Hizo caso del llamamiento de la plantilla y la directiva durante toda la semana, llenó las gradas y llevó en volandas al equipo. El recibimiento fue ya espectacular, con un mosaico rojiblanco que ya avisaba de los colores que iban a predominar durante toda la noche.

EUROPE Y EL MAL GESTO

Luego, a lo largo del partido, una charanga amenizó con sus pasodobles el ambiente. Tampoco faltaron los tambores. En el descanso ya sonaba por la megafonía The final countdown , el final de la cuenta atrás del grupo Europe. El tanto de Carlos Sanz frustró el sueño, que, sin embargo, aún sigue vivo.

El público estuvo siempre muy correcto y animoso, aunque el gesto del jugador visitante llevándose el dedo índice a la boca y la mano a una oreja levantó el enfado general.

Al club dombenitense le tocará, si lo consigue, volver a celebrar un ascenso lejos de su estadio. Llegar ahora el recuerdo del de 1989, cuando venció al Mérida en un encuentro de desempate en el Príncipe Felipe de Cáceres.

Ahora ya se programa el desplazamiento a Tomelloso. El ascenso no se puede escapar otra vez.