"A mí me cogió al regresar de Leipzig", rememora Xavier Estrada Fernández. "Había hecho de asistente VAR con Alejandro Hernández Hernández en el Wolfsburgo-Shakhtar de la Europa League, precisamente sustituyendo a unos chicos italianos que ya no pudieron salir de su país, y al día siguiente de volver decretaron el confinamiento. Pensé: 'Ufff, por los pelos'", se sincera con EL PERIÓDICO desde Lleida el árbitro, de 44 años.

El otro colegiado catalán en la élite es el vallesano David Medié Jiménez, de 35 años, que tampoco olvida su último encuentro: "Dirigí el último que se ha jugado en la Liga, el Eibar-Real Sociedad, y ya se jugó a puerta cerrada por el coronavirus", recuerda. Aquel 10 de marzo no se hablaba aún de protocolos, ni de distanciamiento social, ni de mascarillas. "Se empezaban a intuir cosas, pero ni mucho menos lo que se nos venía encima. Fue una situación muy extraña, no solo por jugar sin público, sino por la sensación de que algo estaba pasando".

Lo que estaba pasando es de sobras conocido. No es el fútbol el asunto más importante en estos días, pero cuando uno de los 20 árbitros de Primera División se lleve el silbato a la boca y lo haga sonar se habrá recuperado algo de la normalidad perdida, aunque sea simbólicamente. Y para cuando ese momento llegue, sea cuando sea, los colegiados y asistentes no han dejado de prepararse, física y técnicamente, desde su confinamiento. Lo hacen sin el glamur ni la exposición en las redes sociales de los futbolistas pero con el mismo objetivo: estar preparados para cuando llegue el momento de lanzar la moneda al aire.

De Burgos Bengoetxea, padre confinado

Los árbitros no han perdido el tiempo en estos 50 días de encierro. El que menos, Ricardo de Burgos Bengoetexea, que ha tenido a su segunda hija en pleno confinamiento. Pero sin llegar al extremo del trencilla vasco, el resto de colegiados han adaptado su vida y su espacio a la nueva situación.

GRACIAS!Ante este reto, estamos más unidos que nunca. Vaya desde aquí el reconocimiento de cuatro árbitros de 1 División a sus compañeros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.Os estaremos eternamente agradecidos! https://t.co/JhuX9Rn8Sn pic.twitter.com/3czIcjo6kT RFEF (@rfef) April 21, 2020

"La primera semana nos parecía algo irreal que no podía durar mucho, pero ya he perdido la cuenta de cuántos días llevamos", explica Estrada, triste al pensar en conocidos que han perdido a seres queridos si ni siquiera poder despedirse. "Incluso sin saber dónde estaban. Me pongo en su piel y es dramático". "Te mueves entre la incertidumbre de una situación nueva y la tristeza de ver a tanta gente que esté falleciendo", reconoce Medié, guardia urbano de profesión, "muy agradecido a la gente que está en primera línea, como sanitarios y policías". Mantiene el contacto con sus compañeros del cuerpo, que le explicaban "que se hace duro" y que al principio tenían carencias de equipos de protección.

Pero más constante aún ha sido el contacto de los colegiados con el Comité Técnico de Árbitros (CTA). Javier Sánchez, responsable del área de rendimiento físico, se ha encargado de programar entrenamientos individualizados para cada uno de los colegiados adaptándose al material y al espacio de que cada uno dispone en su domicilio. "Cada semana reciben un microciclo con diferentes tareas de entrenamiento ajustadas a las demandas de competición, con el objetivo de minimizar las pérdidas ocasionadas por este periodo de confinamiento", explica Sánchez.

Prevenir lesiones

Horas de sueño, calidad del sueño, percepción de cansancio, frecuencia cardiaca en reposo, estado anímico y, por supuesto, peso, son algunos de los parámetros que diariamente los árbitros remiten al CTA a través de una plataforma online. No se trata de detectar excesos, sino de "prevenir el riesgo de lesiones y garantizar una adecuada vuelta a la competición si se da el caso", aclara.

"Los planes están adaptados al material que tienes", explica Medié, que entrena en torno a una hora y media diaria. Ya disponía de una cinta, una bicicleta estática y un remo, con los que tiene "bien cubierta" la parte aeróbica que normalmente realizaría en el exterior. En cambio Guadalupe Porras, asistente de Estrada y debutante este año en Primera, fue uno de los muchos españoles que en los primeros días de confinamiento compró varias máquinas.

Medié Jiménez corre en la cinta en su casa. / EL PERIÓDICO

Fuerza, elasticidad y agilidad son más fáciles de improvisar. "La fuerza la hago con los medios que tengo en casa. Obviamente, no tienes la maquinaria de un gimnasio, pero con otro material puedes lograr un entrenamiento bastante similar para mantener el estado de forma", se conforma Medié.

Domésticos pero exigentes

Como el extremeño Gil Manzano, Estrada ha sacado el coche del garaje para reconvertirlo en gimnasio. "Desde el principio tuve claro que no podía parar, ya no por mantener la forma sino por salud mental", cuenta el ilerdense, que tiene el doble seguimiento del preparador físico del CTA y de uno personal, Francesc Corbi, que le ajustan las cargas.

No por domésticos estos entrenamientos son menos exigentes. "A nivel de cardio, en algunas actividades me pongo a 180 pulsaciones. En casa tengo 50 o 60 escaleras y lo que no puedo hacer en series lo hago en circuitos reducidos: 45 segundos de sentadillas, abdominales o planchas, 15 de descanso, así un circuito de 10 o 12 ejercicicios, después subir y bajar escaleras 9 minutos y te digo yo que es como si estuvieras haciendo series o peor", relata Estrada, que en estos días incluso ha perdido algún kilo.

Estrada Fernández, entrenándose en Lleida, ayer. / EL PERIÓDICO

En el momento de las entrevistas, los dos colegiados catalanes saboreaban ya el momento de salir a correr a la calle el sábado. "A la seis de la mañana estaré en la puerta", bromeaba Medié, inmediatamente antes de puntualizar que "hay que tener cabeza" para evitar lesiones y evitar lugares muy concurridos: "No voy a ir a la carretera de les Aigües el primer día porque hasta a las 6 va a estar llenísimo". Acertó. Estrada descartó de raíz que este sábado fuera a ser su día de descanso semanal. "Ya cuento con el que el sábado sales", le dijo su preparador. "Vamos si salgo! Voy a hacer una tirada larga, deja que me desbrave un poquillo", le imploró.

Tampoco descuidan los colegiados la parte técnica de su trabajo. Como ya sucedía antes de confinamiento, el CTA les envía 'deberes' prácticamente a diario a través de otra plataforma virtual en forma de videotests sobre reglas de juego, protocolo de VAR y toma de decisiones a través de clips extraídos de partidos reales. "Tenemos más de 2.000 en nuestra videoteca", concreta Carlos Clos Gómez, director del Proyecto VAR.

"Obviamente la teoría nos la sabemos. Los vídeos tienen una dificultad relativa, pero luego en el terreno de juego lo que le añade dificultad es la velocidad con la que pasa todo y con la que tienes que tomar la decisión", puntualiza Medié. Para los árbitros internacionales, como Estrada, los deberes son dobles, pues el jefe de arbitraje de la UEFA, Roberto Rosetti, también les pone tareas del mismo estilo.

Más tiempo en casa

Quizá el cambio más brusco que hayan notado los árbitros sea el dejar de viajar constantemente y pasar tantos días seguidos en casa. "Pensaba que lo llevaría peor, mi mujer me dijo al principio: 'Como esto se alargue mucho, no aguantas", bromea Estrada, que tiene dos hijos: Marc, de 8 años, y Júlia, que este viernes ha cumplido 3 confinada. "No pasa nada, no lo olvidará nunca", dice haciendo gala de su positivismo. "Si por algo se caracteriza un árbitro es por adaptarse a diferentes escenarios. Antes pasaba mucho tiempo fuera de casa y ahora todo lo contrario, pero se lleva bien", asegura Medié, que vive en pareja y no tiene hijos.

El vallesano, que reside en Esplugues, ha aprovechado estos días para cursar un máster online y leer aún más de lo que acostumbra. "Normalmente soy de lectura fácil, de libritos de esos que en un vuelo te lees la mitad, pero estos días he leído 'Reina roja' y 'Patria', más consistentes, y me han encantado".

Estrada es un caso aparte. Diplomado en Trabajo Social, licenciado en Ciencias del Trabajo y graduado en Psicología, ahora prepara una tesis ligada a la inteligencia emocional. "Estos días me han ido de perlas para leer y redactar, cuando la niña hace la siesta o por la noche. No me aburro", dice. Aparte de ver la última temporada de 'La casa de papel', anda ilusionado con un campus multideporte que espera poder poner en marcha este verano.

Sin miedo al regreso

Sobre la puesta en marcha de la Liga lo tienen claro. "Entiendo que pueda haber miedo, pero si podemos estar en el terreno de juego será porque en otros ámbitos la gente podrá hacer también otras actividades", reflexiona Estrada, que lo que más echa de menos es "tomarse un cafetito en una terraza". Medié también se remite a lo que digan las autoridades sanitarias: "Tiene que haber una seguridad. Cuando se determine que se puede volver será porque la hay, pero si me preguntas por las ganas, muchísimas. Volvería mañana mismo".