Apura el Badajoz sus últimas horas antes de definir el final del estridente culebrón que ha protagonizado en las últimas semanas. La última esperanza llegó ayer, cuando se conoció que un grupo de constructores madrileños que ya había estado interesado en comprar el club parece que está dispuesto a volver a la carga . Hoy se reunirán con el alcalde de la ciudad, Miguel Celdrán, y con el concejal de Deportes, Rodríguez de la Calle, para conseguir el respaldo municipal.

Si no sale bien esta postrera opción podría ser el último día de su historia como entidad deportiva sólo 98 años después de su creación. La indefinición es tal que nadie puede asegurar lo que va a pasar a apenas unas horas de que acabe el plazo para que abone sus deudas a los profesionales que han reclamado ante la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE).

EL FUTURO

La cantidad que tiene que pagar o aplazar hoy para poder conservar su puesto en Segunda División B es de 585.000 euros (unos 97 millones de pesetas). De no lograrlo, bajará a Tercera, aunque su caída podría no frenarse ahí: las instituciones y las empresas de la ciudad han especificado claramente que no apoyarán en el futuro al club si lo preside el luso Antonio Barradas, que ya ha amenazado con retirarlo de las competiciones.

En medio de un ambiente polarizado y enrarecido, nadie sabe lo que pasa por la cabeza de Barradas, aunque las posibilidades son escasas: o pone el dinero encima de la mesa para que los jugadores retiren las denuncias o tolera el descenso a Tercera para continuar con un proyecto rechazado por todos en su entorno. La tercera vía , aparentemente la más probable, es la más cruel: dejar que la sociedad anónima deportiva que acoge al equipo se desvanezca por su situación de quiebra técnica. En total se deben unos seis millones de euros (mil millones de pesetas, aunque la cifra varía según las fuentes), lo que supera con creces el capital social de la SAD y hace poco menos que imposible la supervivencia en Tercera, ya que iría inmediatamente a la suspensión de pagos.

La reunión del pasado lunes entre el alcalde y los grandes empresarios pacenses sólo sirvió para certificar que no quieren a Barradas y para confirmar que la apuesta de futuro es el Cerro de Reyes, aunque con otra denominación que incluya la palabra Badajoz. Nadie quiere hacerse cargo de la deuda de la antigua entidad.

En este punto se enlaza una cuestión sobre la que se está ya gestando una nueva polémica: ¿quién ocuparía la plaza del Club Deportivo Badajoz en Segunda B? Hay dos tesis al respecto ante las cuales la Federación Extremeña ya ha dado su propia versión. "Si el Badajoz desaparece por impago, subirá el Cerro; si desaparece, lo hará el Don Benito", dijo ayer Juan de Dios Monterde, el secretario general en RNE.

El portavoz de la junta gestora del Don Benito, Jacinto Fernández, apunta que si en realidad su club solamente puede ascender en caso de que desaparezca el Badajoz, no comprende "cómo se pueden cambiar las normativas sin comunicarlo previamente a los clubs".

De todas formas, el conjunto rojiblanco ya se ha puesto en contacto con la Federación Extremeña de Fútbol para que le aclare de quién sería la plaza de Segunda B en el hipotético caso que el Badajoz desapareciese a partir del 1 de agosto, informa Francisco José Horrillo. El problema radica en saber cuándo se sabría que el equipo albinegro no continúa en activo y desaparece, ya que los plazos para comunicar a los clubs las vacantes no están muy definidos.

A pesar de todo, el portavoz del Don Benito se muestra resignado e indica que "si la normativa vigente indica eso tendremos que aguantarnos y tragar". Su club deja abierta la puerta a formar una plantilla que valga para Segunda B e incorporó ayer a Izquierdo, un centrocampista que ha jugado en el Jerez las últimas temporadas.

El Cerro tendría derecho por haber sido el mejor clasificado del grupo extremeño en la liga regular, mientras que el Don Benito se ganaría su plaza al haber sido el segundo con más puntos durante la liguilla de ascenso. Curiosamente, hace tres años los dombenitenses protagonizaron la misma historia con motivo de la desaparición del Mérida.