Sabía el Alter Enersun Al-Qázeres Extremadura que esta no iba a ser posiblemente una temporada de rosas, por mucho que se frotase las manos tras la jornada inaugural y su brillante victoria ante el Kutxabank Araski. A partir de entonces ha jugado seis encuentros y solo ha ganado uno más, así que este miércoles (20.00 horas, pabellón Príncipe Felipe) llegará con la necesidad de revertir esa tendencia en su visita al Casademont Zaragoza.

Al equipo se le están empezando a ver las costuras. No deja de tener su lógica cuando se trata de una de las plantillas más modestas a nivel económico de la Liga Femenina Endesa, aunque hay síntomas demasiado preocupantes. Lo acaecido ante el colista Spar Gran Canaria el sábado, con una derrota que admite poca discusión (66-80) es un mensaje claro que enrojece cada vez más el semáforo: solo jugando a tope podrá el conjunto de Jacinto Carbajal sacar los partidos adelante.

Los problemas crecen. La diferencia en rebotes ante las canarias fue escandalosa (30-50) y eso que esta temporada hay más kilos debajo de los tableros. Y el acierto en el tiro de tres puntos fue escasísimo. Se está desarrollando cada vez una dependencia mayor de lo que pueda resolver Eleanna Christinaki, que se convierte en un lastre cuando tiene el punto de mira desajustado.

De las otras exteriores de mayor cotización, como la base turca Merve Aydin y la alero norteamericana Becca Hittner, también se espera más. En todo caso, la mayor grieta está apareciendo a nivel defensivo, con las rivales tirando en posiciones cómodas demasiado frecuentemente en los dos últimos choques (Lointek Gernika y Gran Canaria).

EL TERCERO DE CUATRO / La visita al pabellón Príncipe Felipe supone la tercera estación dentro de un duro recorrido de cuatro partidos en once días, justo además cuando el Casademont Zaragoza -el sustituto empoderado del Mann Filter como referente del basket maño— está empezando a ofrecer el rendimiento que se le presuponía a su plantilla. Baste mencionar el fichaje de una de las jugadoras más prestigiosas en la historia del baloncesto español, Laura Nicholls, a la que con 31 años todavía le queda cuerda.

Dejando atrás por ahora varios casos de covid-19 que complicaron su calendario, ganó fácilmente el domingo en Logroño al Campus Promete (65-73), con lo que igualó al Al-Qázeres en el balance en la clasificación (2-5). Es casi un doble o nada: otro traspié para las extremeñas podría llevarlas por primera vez en la temporada a zona de descenso, mientras que la victoria supondría un impulso muy positivo y recibir con otra cara al Ciudad de La Laguna el próximo sábado.