A los 37 años Alberto Entrerríos se colgó ayer la que será su última medalla como jugador de la selección española de balonmano. Ausente del equipo en los pasados Juegos Olímpicos de Londres, Valero Rivera decidió repescarle para el Mundial de España, reconociendo así que la decisión de Londres no fue la más acertada: "Me equivoqué no llevándole a los Juegos. Fue un error por mi parte, y por eso estoy muy orgulloso de él porque ha querido estar con nosotros de nuevo y su ayuda ha sido de gran valor. Se merece dejar la selección de esta manera, siendo campeón del mundo. Hay que agradecerle su participación y reconocer su valía como jugador y como persona".

Entrerríos (el mayor de los Entrerríos, porque su hermano Raúl también es uno de los baluartes del balonmano español aunque se ha perdido el Mundial por lesión), derramó ayer alguna lágrima tras el encuentro, y no era para menos. "En los últimos minutos no tenía otra cosa en la cabeza que el deseo que los árbitros pitaran el final del partido para correr a abrazarme a mis compañeros y a mi familia", explicó tras salir del vestuario. La ausencia de su hermano no le mermó fuerza en este campeonato y cerró su actuación con tres goles.

Larga carrera

El central-lateral asturiano juega actualmente en la liga francesa, en el Nantes, tras haber pasado por el Naranco, el Ademar de León, el Barcelona, el Ciudad Real y el Atlético de Madrid. En su palmarés con la selección española Alberto Entrerríos se retira tras haber conseguido dos títulos y un bronce mundiales, un bronce y una plata europeas, y un bronce olímpico en Pekín 2008. Tras el partido de ayer ante Dinamarca sumó 226 internacionalidades.

"Hemos disfrutado muchísimo en este partido, hemos estado genial en defensa y también en ataque. A ellos se les ha hecho la final muy larga ya cuando quedaba poco tiempo. No quiero hablar ni de técnica ni de táctica porque ha sido espectacular todo", indicó el jugador, que declaró sentirse un auténtico privilegiado al conquistar su segundo campeonato del Mundo. "Tanto Rocas como yo somos unos privilegiados por haber podido conseguir conquistar dos Mundiales. Es un gustazo y la verdad es que estoy muy contento", dijo.

"Es un gustazo retirarse así, ya no tengo ninguna razón para no hacerlo. Me voy en todo lo alto, con un sabor de boca inmejorable. Estaba ya decidido, pero así me sabe mucho mejor", reiteró el asturiano. Todo un símbolo de dos generaciones mágicas.