Alexander Hleb anda todavía tratando de encontrar su sitio en el Barça. Es el segundo fichaje que menos ha jugado después de Martín Cáceres. Hoy vuelve a los entrenamientos, como la gran mayoría de la plantilla, ilusionado con conquistar la titularidad y empezar a marcar goles.

--¿Cómo se siente seis meses después de su llegada?--Poco a poco mejor. Noté demasiados cambios. Todo era nuevo: el equipo, el idioma, el ambiente. No ha sido fácil pero la gente me ha ayudado mucho. Intento aprender, integrarme y a situarme al nivel de todos mis compañeros.

--¿Futbolísticamente?--No, no me refería a estar a su altura futbolística, sino al hecho de asimilar el estilo, de saber cómo funciona todo aquí. Es muy diferente a lo que conocía en el Arsenal y necesito tiempo. Es normal. Además, después de mi lesión no jugué durante un mes.

--¿Y usted está cerca de alcanzar su mejor nivel?--Todavía no. Debo sentirme más confianza, con las buenas sensaciones y la seguridad de lo que tienes que hacer. Necesito más partidos y más entrenamientos.

--¿Esa es la mayor dificultad?--No. Es el idioma. Aprenderlo me está costando. Por lo demás, me gusta todo de Barcelona: la ciudad, la comida es increíble, el clima- La gente vive y disfruta más aquí. Hago una vida normal, tranquila. Voy a menudo por la ciudad. Estoy muy contento. Jugar al lado de gente como Xavi, Messi, Iniesta, Henry, Puyol, Márquez es algo muy grande. Aspiro a jugar más, pero estoy satisfecho con mi trabajo. Sé que para el entrenador no es fácil. Tiene que elegir entre 22 grandes jugadores.

--¿Con quien se relaciona más?--Con todos, pero más con los que hablan inglés, como Henry, Gudjohnsen, Márquez, Abidal- Con Touré hemos hablado en ruso. Lo habla muy bien, realmente. Me sorprendió mucho ver que un marfileño supiera ruso.

--Guardiola sostiene que usted puede jugar en cinco posiciones. ¿Cuál es la que le gusta más?--De joven solía jugar de segunda punta, por detrás del delantero centro. Hasta que llegué al Arsenal, donde aprendí a hacerlo por la banda derecha y la izquierda. Por preferir, prefiero actuar de mediapunta, pero si el entrenador me dice de extremo, de extremo. Me da igual el lado. El problema es que a veces estás cinco minutos sin tocar el balón.

--¿Cuándo supo que le querían?--Al principio de las vacaciones. En mayo. Hablé con Arsène Wenger para decirle que quería marcharme, pero él ya me adelantó que lucharía para que me quedara. Al principio, le entendí. Se iba Flamini, había rumores de que se iría Adebayor. No era fácil para él. ¿Si le dije que el club que me quería era el Barça? Sí.

--Cuando llegó a Barcelona dijo que cumplía un sueño.--Cuando eres un crío y juegas en la calle, sueñas con un gran club. Cuando me vino a buscar el Stuttgart ya fue cumplir un sueño. Entonces pensaba que no llegaría a Barcelona, pero estoy aquí. Despacito, he llegado.

--¿Pero ese sueño era el Barça o era un gran club europeo?--El Barça. Por el estadio, por el equipo. Desde que veía jugar a Stoichkov y Romario. Era fantástico. Los niños sueñan con ser una estrella. Poco a poco, trabajando, y con el apoyo de la familia, lo he logrado.

--¿Y los otros chicos que jugaban con usted?--No ha llegado ninguno más, aunque había muchos con talento. La vida te lleva por diversos caminos, uno acabó mal, otro se refugió en la bebida- Yo me centré en el fútbol, en entrenar y ver partidos por la tele. No había muchos en aquella época, solo el domingo por la tarde. Tras la extinción de la Unión Soviética, por satélite, podías ver más: de España, Italia, de varias Ligas.

--Marcó 13 goles en 137 partidos con el Stuttgart y 8 goles en 119 partidos con el Arsenal.--No son muchos, no (sonríe).

--No. ¿Por qué?--Sé que el gol es mi problema. Sé que debo chutar más, ser más egoísta en el área. Es mi problema. Tengo buenas situaciones para rematar, y cuando oigo "Alex" cambio mi idea y paso el balón. No tengo el espíritu de un goleador, de Etoo.

--¿Es un exceso de generosidad o anda escaso de confianza?--No lo sé. Cuando doy un buen pase y acaba en gol, me produce una gran satisfacción. La gente me lo dice. Sé que debo cambiar de mentalidad y marcar más goles. Lo sé.

--¿Su mejor partido?--Varios. El mejor habría sido si hubiéramos ganado la Champions en París al Barcelona. Tendré que esperar otra ocasión.

--¿Cómo fue su infancia en Minsk?--Tenía problemas en el colegio, como todos los niños, porque a nadie le gusta estudiar. Todos queríamos estar jugando. No pasamos penurias si pregunta por eso. Evidentemente, en la antigua Unión Soviética no había lujos ni comodidades como tienen los críos ahora.

--Lo decía porque su padre tuvo que marcharse a trabajar fuera.--Sí, estuvo seis meses trabajando en Chernobil porque se lo ordenaron. Tuvo que ir para allí a raíz del desastre nuclear. No te podías oponer. Era una orden. Llegó una carta y tuvo que marcharse. Sufrió algunas secuelas físicas, pero está más o menos bien de salud. Tuvo que someterse a tratamiento en una clínica, pero en cierto modo fue afortunado. Algunos amigos suyos y conocidos murieron allí.