Corte de pelo de chico, recogido con una cinta, pantalones cortos y una espectacular leona tatuada en su brazo izquierdo. Aliona Bolsova se ha dado a conocer en Roland Garros, saltando de la previa hasta la tercera ronda del torneo al vencer a la veterana tenista rumana Sorana Cirstea por 7-6 (5) y 7-6 (3). Ayer rugió para darse a conocer. «Estoy eufórica. Es mi primer Roland Garros y estoy en tercera ronda. Es increíble», decía. Un nuevo triunfo, mañana ante la rusa Ekaterina Alexandrova, la colocaría en octavos de final y entre las top 100, ahora es la 137 mundial.

De origen moldavo (Chisinau, 1997), pero afincada en Palafrugell (Girona) desde los tres años, cuando se trasladó a vivir con sus padres, Olga Bolsova y Vadim Zadoinov, exatletas de salto de altura y 400 metros vallas, que participaron en los Juegos de Barcelona 92, no tenía claro dedicarse al tenis. A ellos les pidió aprender a jugarlo el día que vio a Maria Sharapova ganar en Wimbledon 2004. Entonces tenía 7 años. Desde entonces ha figurado entre las mejores tenistas españolas.

En su época júnior llegó a ser la número 4 mundial cuando llegó a los cuartos de final del Abierto de Australia en esa categoría y como profesional ha ganado hasta el momento seis torneos ITF, (tercera categoría), aunque a los 17 años (ahora tiene 21) se planteó dejar el tenis. No le gustaba el ambiente.y llegó a «odiarlo». Una lesión en un pie le decidió a parar y marcharse a Estados Unidos, donde comenzó a estudiar moda y luego historia, su otra gran pasión, en la universidad estatal de Oklahoma, donde compitió en el circuito universitario NCAA.

«Es extrovertida, muestra sus emociones en la pista. Tiene mucha personalidad. y las ideas claras Se sale de la norma y, en la pista, ese carácter se nota», dice Miko Margets, excapitán de la Copa Federación de España que la conoce de su época en el CAR de Sant Cugat, donde estuvo becada.

El año pasado volvió a empuñar la raqueta con una mentalidad profesional pero con la intención de seguir en la universidad. «El sábado tengo examen, si me clasifico lo voy a suspender», aseguraba entre risas ayer a los periodistas. De su país natal, Moldavia, explicó que solo ha vuelto una vez y que recuerda que «hay mucha nieve».