Almería y Girona se jugarán a doble partido esta semana la última plaza de ascenso a Primera División después de eliminar respectivamente a Almería y Alcorcón en los partidos de vuelta, apoyados por sus aficiones.

El delantero brasileño Charles Dias, con dos goles, dio a los andaluces el pase al doblegar en la prórroga (2-1) a un rival que acabó el partido con dos jugadores menos por las expulsiones de Chrisantus y Javi Castellano.

El partido respondió a lo esperado, con juego intenso, emoción, goles, expulsados y penalti fallado, también por Charles y, finalmente, prórroga que se decantó de el lado almeriense.

En la primera, el Almería dispuso de varias ocasiones pero todas las mandó al limbo ante un rival que esperó el momento adecuado que tardó bastante en llegar. Fue mejor la segunda mitad sobre todo cuando Charles adelantó al Almería, pero no supo sentenciar ante un Las Palmas que recurrió a un juego veloz por medio de Thievy y luego de Chrisantus quien, ya al final de este periodo, mandó el partido a la prórroga.

En ella, más tensión, incluso el Almería falló un penalti, mandado fuera por Charles, pero el destino jugó a su favor y el brasileño dio la victoria en el último minuto de la prórroga.

Antes Las Palmas ya había demostrado su ambición por el triunfo, aunque sus ocasiones se desvanecieron sobre todo por las individualidades.

GIRONA 3, ALCORCON 1 Mientras, el Girona sigue en la senda, mantiene la llama. Y solo le quedan dos partidos, díficiles pero no imposibles contra el Almería, para que el sueño de ser un equipo de Primera sea toda una realidad. En Montilivi, anoche, solo cabían 9.200 almas rojiblancas, el color del Girona, el de la esperanza, pero cómo gritaban, cómo hacían la ola, cómo movían las banderas. Enfrente tenían un Alcorcón (3-1) que lleva ya unos años demostrando que su famoso y tan entusiasta alcorconazo al Madrid no fue fruto de una casualidad. Pero, anoche, también cuando solo se habían jugado seis minutos, José Bordalás, el técnico de las genialidades del Alcorcón, arrojó el botellín de agua que llevaba en la mano con rabia contra el hormigón de su banquillo. Y no era para menos. Su portero, Manu Fernández, cometió un errol garrafal, dejó el balón en los pies de Acuña, para inaugurar la noche de los uno contra uno de un delantero local ante el portero madrileño, para comenzar a cimentar la ruta del Girona a Primera.

Con esta prematura tranquilidad, Montilivi estaba pendiente de lo que sucedía en la prórroga de Almería, pero sin cesar de empujar a su equipo. Hubo eso sí, instantes para la desesperación cuando el Girona, incomprensiblemente, desperdició y por dos veces la posibilidad de ampliar la ventaja.