Mal tiempo en Alemania. Llovió ayer sobre Hockenheim y lo seguirá haciendo a lo largo de todo el gran premio. Y buena cara en el español Fernando Alonso, a pesar de que algunos rivales como Michael Schumacher ya no le consideran candidato al título. "De haber tenido las dos carreras normales, ahora sería líder del Mundial y estaríamos hablando de otra cosa", argumenta el piloto de Ferrari, que confía en la tercera evolución consecutiva de su coche, un nuevo difusor: "Estoy seguro de que el coche mejorará aún más. Ya veremos en noviembre si me han faltado puntos o me han sobrado".

Seis pilotos alemanes sobre la parrilla, un candidato al título (Sebastian Vettel) y el piloto más laureado (Michael Schumacher) no son suficientes para que Alemania se vuelque. "Nos presentamos aquí como una especie de equipo nacional y, al menos, hay más espectadores que dos años atrás", se consuela el heptacampeón. Los organizadores habían previsto poner gradas supletorias, pero no harán falta. Solo se han vendido 65.000 de las 75.000 localidades del aforo.