Preocupado no se le ve mucho por la diferencia que le separa de Sebastian Vettel. Y tampoco parece cabreado por los dos contratiempos que le han restado puntos. Nada de eso. Pocas veces se ha visto a Fernando Alonso tan optimista, vestido de rojo. "En los tres pasados años llegamos a Barcelona con mentalidad defensiva, pero este es diferente Tenemos coche para ganar". ¿La razón?: "Quizá sea la primera vez que llegamos con un coche competitivo". Eso es lo que Alonso llevaba pidiendo tanto tiempo, un buen coche. Ya lo tiene, y lo disfruta. Y más, en casa, "con una motivación extra".

Claro que ha llegado a Barcelona con 30 puntos de desventaja respecto a Vettel, 20 más que el año pasado. Ni eso le importa mucho. "Hay demasiados ejemplos en la historia reciente de la F-1 como para pensar que esa diferencia sea importante en la cuarta carrera". Lo crucial para Alonso es el coche y la progresión en las mejoras ("ganará quien mejor evolucione el coche a lo largo de todo el año") y, de momento, cree que tiene un buen coche y que Maranello trabaja mucho y bien. "En las dos carreras que disputé sin incidentes, gané una y quedé segundo en otra", recuerda sobre el potencial del F138. De la progresión no tiene dudas. Ya no hay errores en el túnel del viento, así que prácticamente se asegura el resultado del programa de evoluciones, que conoce mejor que nadie.

Puede que, además, pronto se confirme lo que el asturiano avanzó en la pretemporada: "Este año llegará gente muy importante al equipo, no solo Pedro de la Rosa". Y parece que el nombre clave es James Allison, el director técnico de Lotus, que el viernes anunció su marcha del equipo de Enstone, donde fue campeón con Michael Schumacher (1994 y 1995) y con Alonso (2005 y 2006), tras un paso por Ferrari.