Hay que remontarse casi un año atrás, al GP de España de 2008, para ver a Fernando Alonso en la primera línea de la parrilla. Regresó ayer en China, intercalado entre los sorprendentes Red Bull, por delante de los Brawn. "Es una posición irreal porque vamos descargados de gasolina", reveló. Es verdad. Si no llueve --se calcula riesgo alto para el final de la carrera--, Alonso empleará la misma estrategia que pudo darle a Robert Kubica la victoria en Australia si Sebastian Vettel no le hubiera echado de la pista cuando ya era segundo: un primer primero juego de neumáticos corto para quitarse de encima las gomas superblandas.

El joven alemán consiguió la segunda pole de su carrera. "Estoy más tranquilo porque sé que Alonso no llevará KERS en la salida", dijo en broma, con su cara de niño. Pero el mayor peligro para Vettel no es Alonso, sino los Brawn, mucho más cargados de gasolina. "Si tienes algo de dinero por ahí, juégatelo a que gana un Brawn, o a que hacen doblete", aconsejó Alonso tras una calificación que dedicó a ingenieros y mecánicos de su equipo, capaces de montar el suelo y el difusor en la noche del viernes, y solucionar un problema de temperatura en los libres de ayer.