Kimi Raikkonen, el gran rival de Fernando Alonso, el hombre de hielo que discute al asturiano la herencia de Schumacher, acabó derretido cuando sintió el aliento del piloto ovetense en el cogote. El neumático delantero izquierdo del finlandés, la caja negra que archivó todos sus errores en carrera, le mandó contra la valla en la última vuelta. Alonso le hubiera adelantado en ese último giro igualmente, pero al ver fuera de la pista al nórdico comprendió que había ganado algo más que un nuevo pulso; entonces supo que había asestado otro golpe de efecto al Mundial, 10 puntos más en el saco, 32 de ventaja, y una demostración de talento en el pilotaje y astucia.

La calificación del sábado había distanciado a Raikkonen y Alonso en la parrilla de salida. El finlandés partió segundo y el español, sexto, fruto de una estrategia diferente que colocaba más combustible en el depósito del Renault, un margen para poder repostar más tarde. Heidfeld, Webber, Montoya y Trulli se habían colado en los primeros lugares con ganas de fiesta, mientras que Barrichello y los hermanos Schumacher, justo por detrás del asturiano, necesitaban dirimir sus diferencias dialécticas cuanto antes. Y eso son muchos pilotos enfurecidos para una arrancada, demasiada adrenalina para una de las salidas más complicadas del mundial.

ATASCO A LA SALIDA Alonso se libró por poco de la montonera. Ralf Schumacher --siempre ha de ser él-- le embistió por detrás, aunque por fortuna para el asturiano el alerón delantero del alemán chocó contra los neumáticos sin producir daños en el Renault, justo cuando Webber le sacudía a Montoya y los dos se empotraban contra Schumi .

Raikkonen se libró del caos para superar a Heidfeld y tras ellos encontraron hueco Trulli y un sorprendente Coulthard, que avanzó milagrosamente desde el puesto 12 al 4 , justo por delante de Fernando Alonso. El asturiano había logrado su objetivo de remontar dos puestos y salir ileso de Dunlop, pero tenía a un lento Coulthard delante.

A cambio se libró de Webber --fuera de carrera--, mientras que Montoya, Ralf Schumacher y los dos Ferrari habían quedado retrasados por la colisión múltiple.

Parecía claro que Heidfeld había logrado la pole descargado de gasolina, y el alemán no tardó en descubrirlo. Repostó en la vuelta 11 y evidenció que iba a tres paradas. Otro obstáculo menos entre Alonso y Raikkonen. Sólo Coulthard se interponía en la caza. Alonso esperó a que el Red Bull hiciera el primer repostaje. Kimi paró en la vuelta 18.

Coulthard entró en su garaje y Alonso se vio líder y con espacio libre para recortar diferencias antes de su primera parada. Se detuvo en la vuelta 24 y regresó a pista a 18 segundos de finlandés. Heidfeld estaba de nuevo por delante, pero no era problema. El Williams tendría que detenerse aún dos veces más y no entorpecía la marcha de Alonso.

Fue entonces cuando comenzó la verdadera caza. Alonso, con neumáticos más duros, sabía que tenía un mejor final. Raikkonen también era consciente de que debía tirar al máximo. Y en ese mano a mano al límite, Iceman comenzó a derretirse. Dos apuradas de frenada deformaron su neumático delantero y una excursión por la hierba en la vuelta 30 puso de manifiesto que el finlandés estaba nervioso.

DURAS FRENADAS Kimi hizo su segunda parada en la vuelta 43 y Alonso en la 47, cuatro giros en los que el ovetense voló hacia el finlandés, marcó la vuelta rápida, pero erró al pasarse de frenada en la curva Dunlop. Perdió ocho segundos, pero fue el primer y único fallo, y no había dañado las ruedas. Sí lo hizo Raikkonen con otra apurada sobre su misma rueda dañada, la delantera izquierda, al doblar a Villeneuve.

En su equipo debieron detenerle por seguridad ante la posibilidad cercana de un reventón, pero Kimi defendió casi con su vida el liderato. "Tira, tira", le decía Nelson a Alonso. No hacía falta. El asturiano había olido ya la sangre de su presa herida y atrapó al finlandés en la última vuelta, justo para soplarle al cogote ya estoy aquí cuando el castigado neumático del finlandés destrozó con ira el McLaren.