La F-1 ha estado dominada durante los últimos cuatro años por Ferrari y Michael Schumacher. Con más o menos dificultad, la bala roja ha terminado imponiéndose siempre a sus rivales. Pero si en algo coinciden los expertos es que los equipos perseguidores de la scuderia, Williams y McLaren, han sabido acortar las distancias que les separa de Maranello, cuyo presupuesto es infinito.

Desde la aparición de Fernando Alonso, Renault se ha dado cuenta de que si invertía podía aspirar también al título más grande. O, como mínimo, podía entrar a formar parte de los elegidos para la gloria.

Nacido para ganar

Dicho y hecho. El comportamiento en pista del joven asturiano, su carácter, su precocidad y, cómo no, sus resultados, los más espectaculares jamás habidos --tiene dos años de margen para ser el campeón más joven de la historia--, han convertido a Renault, tal vez antes de lo esperado por sus patronos, en el equipo de moda.

Nacido para ganar. Ese es Alonso. De ahí que los patrocinadores, Telefónica, Hero y Sandoz, sus nuevos espónsors, se hayan querido subir cuanto antes al carro del triunfador. Ya lo dice Adrián Campos, expiloto de F-1 y tutor del joven asturiano: "Después de siete años diciendo quién era Fernando, todavía me sorprende que la gente me dé la razón ahora", reflexiona.

De Ferrari se dice que cuenta con Schumi. De Williams, que tiene el poderoso motor BMW y al impetuoso Juan Pablo Montoya. De McLaren-Mercedes, que son todo lujo y perfección en manos de otro niño prodigio, Kimi Raikkonen. De Renault se comenta que si sus ingenieros de Enstone han acertado con el diseño de su coche, y sus mecánicos de Viry Chatllon con la arquitectura de su nuevo motor, del resto pueden despreocuparse, tienen a Fernando Alonso.

"Lo mejor que tiene Fernando --comenta Joan Villadelprat, exferrarista y exMcLaren-- es que es capaz de pilotar por encima de las posibilidades de su coche". Todo eso se verá desde el domingo.