El alemán Michael Schumacher (Ferrari) extendió su dominio al desierto de Bahrein, donde ganó la tercera carrera del Mundial de Fórmula Uno, en la que el español Fernando Alonso (Renault) protagonizó otra sensacional remontada y concluyó en sexta posición, en presencia del rey Juan Carlos, a quien regaló sus guantes.

Schumi entró triunfante en el Golfo Arábigo, donde por primera vez se disputó una carrera de Fórmula Uno, y firmó otro doblete de Ferrari junto a su compañero brasileño Rubens Barrichello, que le acompañó en un podio al que volvió a subirse el inglés Jenson Button (BAR Honda), que repitió el tercer puesto de Sepang.

Tres de tres. El séxtuple campeón quiere más y después de vencer en Australia y en Malasia ha vuelto a hacerlo en el moderno circuito de Sakhir, de 5.417 metros, al que se dieron 57 vueltas para completar un recorrido de 308,769 kilómetros.

EL JEFE Schumacher --que en Bahrein también había logrado la tercera pole de la temporada y ayer marcó la vuelta rápida-- rodó a una media 209 kilómetros a la hora y logró la septuagésima tercera victoria de su carrera, con la que confirmó un dominio que algunos ponían en duda antes de arrancar la campaña y que se extiende al Mundial de constructores, donde Ferrari también se ha despegado.

La suciedad no fue determinante en una prueba en la que la inmensa mayoría de los pilotos fueron a tres paradas y en la que Alonso, que el sábado sufrió problemas con los frenos en la clasificación, mejoró diez puestos, a la inversa que el colombiano Juan Pablo Montoya, que salió tercero y mantuvo esa posición durante casi toda la carrera hasta que a falta de nueve giros sufrió un problema hidráulico y acabó decimotercero.

Por si fuera poco salir desde la antepenúltima fila, a las primeras de cambio Alonso sufrió un nuevo revés, ya que el austríaco Christian Klien (Jaguar), que ya le había cerrado en la recta de salida, repitió la acción en la octava curva de la vuelta inicial y le arrancó el morro de su bólido, forzando su primera parada -las otras dos las efectuó el ovetense tras las vueltas 26 y 40-.

De esta forma, Alonso comenzó la prueba con un minuto de retraso respecto al resto cuando sólo se llevaba un giro, lo que no fue óbice para que el asturiano volviera a demostrar su clase, librando interesantísimos duelos que casi siempre se resolvieron a su favor.

NI ALCOHOL NI MODELOS Por delante, los Ferrari culminaron con maestría un fin de semana en el que camparon a sus anchas. Schumacher fue abriendo hueco y por detrás Montoya no llegaba a inquietar a Barrichello.

En la parte trasera, el genial piloto asturiano jugaba al Pack-Man con sus rivales, que no le respondieron siempre con total limpieza. En la vuelta 13 era décimo quinto; en la 18, décimo tercero; ascendió un puesto más en la siguiente y cinco más adelante ya estaba en los puntos, circulando en el séptimo puesto provisional que se transformó en el octavo real una vez que concluyó la segunda ronda de entrada en boxes.

Schumi dominaba poco después del ecuador de la prueba, tras la trigésima tercera, con 11 segundos sobre Barrichello y 22 respecto a Montoya.

En esos momentos, ya hacía un buen rato que el McLaren Mercedes del finlandés Kimi Raikkonen había roto de nuevo el motor --en la séptima vuelta--. El finés, que el año pasado acabó segundo el Mundial a sólo dos puntos de Schumacher lleva tres abandonos en otras tantas carreras y es la cruz.

De ahí hasta la meta, Schumacher se paseó y celebró un nuevo triunfo, esta vez con warrd , una bebida local a base de frutas que sustituyó al clásico champán. Bahrein es un país árabe y hay que guardar las formas, como se pudo apreciar también en la parrilla, que en esta ocasión no estuvo ocupada por explosivas chicas, sino por unas azafatas mucho más tapadas y menos atractivas.