Es lo que tiene la noche. Los sueños se suceden. Las pesadillas van y vienen. Fernando Alonso comenzó a soñar el sábado, antes de la calificación. Se imaginó en el podio, en su primer cajón de un año difícil, pero una avería en la bomba de gasolina alimentó la pesadilla de verse último cuando la primera carrera nocturna de la historia de la F-1 apenas había cubierto 12 vueltas. Los astros le devolvieron esta vez algo de lo que le han quitado en un año sin suerte. El coche de seguridad entró en el momento justo para llevar al bicampeón hasta la primera posición, hasta su lugar natural, donde más se ve su talento. Hasta con un Renault del 2008, incluso con un R28, fue capaz de rodar tan rápido que ni Lewis Hamilton pudo seguir su ritmo al volante de un McLaren.

Pero que nadie se engañe. Sin la lotería de los coches de seguridad, pero también sin la avería en su bomba, Alonso hubiera podido luchar igualmente por la victoria. Marcó la tercera vuelta rápida de carrera, a menos de dos décimas del mejor registro de Kimi Raikkonen, un tiempo que hubiera podido superar de haberlo necesitado en el tramo final de la carrera, cuando era algunas décimas más rápido que Hamilton, cuando endosaba ¡tres segundos! por vuelta al resto.

PURA FICCION ¿Tanto ha mejorado el R28? Para nada. El bicampeón encontró unos buenos reglajes en un circuito nuevo para todos donde "el motor importa menos, es más decisivo el chasis y, sobre todo, las manos de cada piloto", desveló Pedro de la Rosa. Los cercanos muros del circuito urbano de Singapur esconden atajos y trampas. Pasar lamiendo la piedra reporta algunas décimas imposibles de encontrar en otros trazados, pero el cemento sabe esperar paciente para golpear en alguna de las 61 interminables vueltas. Que se lo pregunten a Adrián Sutil, a Kimi Raikkonen o a Nelsinho Piquet.

El accidente del brasileño cambió un panorama tan negro como el cielo de Singapur. Alonso optó por una estrategia agresiva. Montó neumáticos blandos y cargó poca gasolina (para dos o tres paradas) con el fin de atacar en la salida y en la primera vuelta a la búsqueda de una remontada que le llevara a la zona de puntos. "No tenemos nada que perder. Es el día para atacar", dijo antes de subirse al coche. Y atacó. Superó a Mark Webber, Jenson Button y David Coulthard en las dos primeras curvas. Se la jugó frenando sobre los baches de la curva 7 para rebasar a Jarno Trulli. Undécimo. Fue el primero en entrar a repostar y regresó a la pista el último de los 20 coches, y sin agua para beber desde la vuelta dos, lo que le hizo perder "cinco kilos en la carrera más dura", dice su fisio Fabrizzio Borra.

EL GRAN GIRO Sin agua, sin esperanzas, desesperado, último... Vaya panorama. "Salgo por salir", recordó alguien que le había dicho la noche del sábado. Pero entonces entró el coche de seguridad, justo en el momento adecuado, tras el repostaje de Alonso y nadie más. "Jolín, vaya suerte he tenido", se dijo. Y recordó: "En la F-1 y el deporte que hay que trabajar hasta la bandera a cuadros, que se acaba todo, porque siempre puede haber una última esperanza, una última ventana".

Con el coche de seguridad llegó el gran lío. Nico Rosberg y Robert Kubica repostaron antes de que el director de carrera diera permiso para entrar en la calle de boxes , Felipe Massa, Lewis Hamilton y Kimi Raikkonen --los tres primeros--, lo hicieron con el garaje abierto, pero Kimi esperó por Massa y su compañero se llevó la manguera enganchada a su Ferrari... La calle de boxes era una locura de repostajes. Alonso se vió quinto tras Rosberg y Kubica, que habían entrado con el pit cerrado, y Giancarlo Fisichella y Jarno Trulli, que no había parado y se intuía que podían ir a una parada. Vaya lío. "No sabemos muy bien como está la situación, pero tira como un diablo", le repetía su ingeniero Dave Greenwood.

El panorama se aclaró pronto. Los jueces castigaron a Rosberg y Kubica con un paso y parada en boxes y Trulli y Fisichella se fueron hacia la cola cuando realizaron su única parada. Alonso, líder. Vía libre. Aún quedaba casi la mitad de la carrera, 27 vueltas que llevarían hasta las dos horas, 30 minutos más de lo habitual en un circuito asfixiante. ¿Podría? Alonso aguantar primero Y tanto. Menuda exhibición. Vaya forma de sacar décimas de los muros, casi dos segundos más rápido que Rosberg en cada vuelta. Incluso regresó de su segunda parada por delante de Hamilton aunque no lo necesitaba. Había acumulado 23 segundos sobre Rosberg y Hamilton cuando el accidente de Sutil dio entrada al segundo coche de seguridad. Nada. Restaban siete vueltas, pero le bastaron dos para endosar a sus perseguidores seis segundos, a tres por vuelta. Qué barbaridad. "Increíble, no digo más", acertó a decir Alonso al bajarse totalmente extenuado del coche. "Es como cuando el Numancia gana al Barcelona", celebró.