Maranello, como las fábricas del resto de escuderías, trabaja sin descanso noche y día, también en fin de semana de gran premio. Allí se ubican potentísimos ordenadores que se nutren constantemente de los datos que reciben en tiempo real desde cada circuito. Temperaturas, rendimiento del motor, consumos, degradación de neumáticos, tiempos de los rivales, posibilidades de adelantamiento y miles y miles de parámetros más sirven para realizar una simulación de carrera que determina la estrategia a seguir.

"Todas las simulaciones indicaban que era mejor arrancar séptimo y octavo con neumáticos duros que quinto y sexto con blandos", desveló Fernando Alonso. Así que partirá octavo en el GP de Alemania, con una estrategia opuesta a sus rivales al título, entre los que Lewis Hamilton arrebató la pole position a Sebastian Vettel, con Mark Webber y Kimi Raikkonen en la segunda línea. "La estrategia, las gomas... todo es secundario. Lo importante es el ritmo. Si es bueno, acabas en el podio o ganas; si es malo, sexto o séptimo".

Vettel le salió mal esta misma apuesta en China. En cambio, Romain Grosjean y Paul Di Resta recuperaron diez posiciones en Canadá. La clave está en los neumáticos blandos. "Aguantan muy poco. Todos los coches que tenemos por delante se detendrán sobre la vuelta ocho y regresarán a pista con tráfico", es decir, por detrás, en principio, de Jenson Button y Nico Hulkenberg --noveno y décimo--, que podrán montar duros.