No le cabrea medirse con su compañero en igualdad de condiciones, nunca ha temido a ningún piloto con el mismo coche. Lo que verdaderamente molesta a Fernando Alonso es que las exigencias de Lewis Hamilton y la transigencia de Ron Dennis con su ahijado desvían al asturiano del objetivo para el que fue contratado: ganar el título frente a Ferrari y devolver a McLaren la corona de laurel después de ocho años de sequía. Lo que realmente enerva al asturiano es que en este momento podía asestar un golpe letal a los coches de Maranello y sentenciar el título al estilo de lo que sucedió en los dos últimos años.

Pero no puede. Alonso debe estar más preocupado de su compañero, a riesgo de que, como en las etapas de ciclismo, los dos corredores escapados sean engullidos por el pelotón mientras juegan al gato y al ratón buscando el triunfo de etapa. Hamilton prepara a fondo cada carrera en el simulador, visiona vídeos de las últimas ediciones, espía la telemetría de Alonso y se apropia de los reglajes del español.

QUIEN TOMA LA VENTAJA Para ver quién tiene preferencia en la estrategia se tomará de referencia el tiempo de la calificación. De las tres mangas, se eligirá la segunda --sin carga de gasolina (Q-2)-- para decidir. Quien marque el mejor tiempo dispondrá de preferencia (en caso de coincidencia) para elegir la estrategia y la carga de gasolina con la que afrontará la Q-3 --la manga que decide la pole-- y la carrera.

Así que para llegar a eso, cada piloto y su grupo de ingenieros trabaja por separado en las sesiones libres. En lugar de que uno pruebe unos neumáticos, un alerón o una carga de gasolina y el otro un programa diferente --la forma de optimizar los entrenamientos-- los dos pilotos realizan su programa particular e idéntico: cada uno prueba los dos tipos de neumáticos y decide con qué gasolina y carga aerodinámica lo hace, es decir, doblan el trabajo, o lo que es lo mismo, pierden el tiempo en su lucha particular.

Y a eso se dedicaron también ayer en las sesiones libres del GP de EEUU. Alonso marcó el mejor tiempo en la primera sesión, por delante de Nick Heidfeld y Hamilton. El cuarto registro fue para Sebastian Vettel, el sustituto del accidentado Robert Kubica. El jovencísimo alemán, de 19 años, se convertirá mañana en el cuarto debutante más joven de la historia de la F-1.

Incluso el piloto de rostro aniñado que compite en las World Series marcó mejores tiempos que los dos Ferrari. Era el momento para que Alonso asestara un golpe al Mundial, pero debe andar más preocupado por temas domésticos. "Estoy hablando con el equipo para cambiar algunas cosas, pero no es fácil. Paciencia", desvela el bicampeón. Pero Dennis no le escucha y prefiere arriesgarlo todo a la carta de Hamilton. Hoy y mañana se verá qué ocurre realmente en Indianápolis, donde también Alonso tiene que jugar sus cartas lo mejor posible.