Unos 200.000 valencianos dejaron ayer sus casas y, como si de la segunda cabalgata de los Reyes Magos se tratase, salieron a las calles de Valencia, las que rodean la Ciudad de las Artes y las Ciencias, para dar la bienvenida a Fernando Alonso.

Era para desearle que el nacimiento, el alumbramiento, del nuevo McLaren-Mercedes MP4/22 le permita albergar esperanzas de conseguir su próximo objetivo, que no es otro que conquistar el tercer título mundial de F-1 e igualar así la marca de su ídolo, el mítico Ayrton Senna. Todo el mundo está convencido de que Alonso es capaz de eso, aunque hay quien recuerda que en su día dijo que, de lograr el triplete, se retiraría. "Es broma", dijo ayer mientras estrenaba su nuevo mono.

Lo de Valencia ayer no tiene ni nombre ni apellido. O sí. Se llama McLaren y se apellida Vodafone, aunque su segundo apellido pudiera ser Barberá, de Rita, la alcaldesa capaz no solo de traerse a esta ciudad la Copa del América de vela sino, también, la presentación más espectacular del nuevo siglo. Hasta que llegaron McLaren y Vodafone a la ciudad del Turia jamás se había visto tal derroche de dinero, luz, sonido (atronador el ruido que escupía el nuevo monoplaza del bicampeón) ni lluvia de millones de euros.

Cuentan que el operativo, transmitido en directo por Tele-5 y que contó con la actuación del Cirque du Soleil y de la virtuosa violinista Vanessa Mae, costó más de tres millones de euros. Nada comparado con los casi 50 millones que ha invertido Vodafone en McLaren y Alonso.

Poderío del tripartito

Porque lo más grande de ayer es que Valencia fue el escenario de una presentación única en la que el protagonista no fue solo el MP4/22, que surgió al final del acto desde un escenario móvil, sino la demostración de poderío del equipo británico-alemán de Ron Denis y Mercedes que, no satisfecho con robarle el bicampeón del mundo a Renault, le birló también el patrocinador a Ferrari. Tal y como afirmó anoche David Wheldon, uno de los jefazos de Vodafone: "Estábamos hartos de que Ferrari nos tuviese allí solo como palmeros, para ovacionar todo lo que hacían ellos".

Es evidente que el nuevo tripartito de la F-1 (McLaren, Mercedes y Vodafone) no solo pretende reconquistar la gloria perdida por la escudería británica, que no gana el Mundial desde 1999, con Mika Hakkinen. El espectáculo vivido anoche en Valencia demuestra que lo único que no le va a faltar a Alonso es dinero.