"Este va a ser nuestro año". Así de diáfano, por lo positivo, suena el mensaje-pronóstico de Alvaro Rodríguez Alcoba, 'Alvaro' (Coria, 4 de julio de 1984), el capitán del conjunto revelación de la Tercera extremeña.

El centrocampista del colíder descansaba ayer después de un fin de semana en el que no había disputado por sanción el partido de Olivenza (0-1), pero sí había currado como camarero en el restaurante Casa Campana, en el centro de Coria. Es ese su oficio actual, que asegura no le disgusta y al que se dedica profesionalmente después de haber trabajado años atrás en una empresa relacionada con la construcción. "No había trabajo y nos echaron a casi todos, normal", dice el protagonista restando dramatismo al asunto.

Ligado toda la vida a Coria y al Coria, "desde alevines", lleva en el primer equipo desde los 18 años. Longevidad absoluta (11 años) y capitán "desde que se retiró 'el guardia'", refiriéndose al histórico delantero local César Reyes.

Para Alvaro, ser futbolista del equipo de su localidad es todo un placer, y así se desprende de cada una de sus palabras. "Supongo que me quedarán tres o cuatro años", dice, pronosticando que su carrera acabará en el Coria. La lógica le asiste después de una trayectoria en la que ha contado con alguna oferta que rechazó.

Para el capitán cauriense, estar como colíder, junto al Villanovense, no es algo que entrara en los cálculos. "No, por supuesto que no nos esperábamos estar tan arriba", apunta. Sin embargo, considera que el equipo tiene potencial suficiente como para aspirar a estar entre los cuatro primeros. "Otros años nos hemos desinflado, pero en éste creo que vamos a estar ahí", apunta convencido.

No se cree el modesto futbolista "quien más manda" por su condición de capitán, sino que explica que uno de los secretos de la excelente marcha es la complicidad y el carácter colectivo del grupo. "No, no, aquí lo hablamos todo", afirma antes de decir que Villanovense y Mérida son los equipos que más le gustan y los principales favoritos.

Su condición de profesional de hostelería y futbolista es una doble faceta que supone un sacrificio añadido, aunque lo lleve con la máxima ilusión. "Sobre todo cuando tenemos que jugar por la mañana y tenemos que hacer un viaje es muy cansado". Un ejemplo: en el desplazamiento a Castuera se acostó a las cuatro de la mañana y se levantó a las siete. Es la vida del deportista humilde. Orgulloso de su presente, posa tirando una caña con la misma fiabilidad que lanza un libre directo.