Cuando me desperté esta mañana ya me di cuenta de lo que había hecho, sí». Con media sonrisa, como sin darse importancia, lo contaba Álvaro Martín a media tarde desde el Estadio Olímpico de Berlín, disfrutando de la última jornada de los Campeonatos de Europa en los que el sábado se coronó como el rey continental de los 20 kilómetros marcha. El rostro del atleta extremeño se ha multiplicado estos dos días en los medios, que han reconocido su portentosa exhibición en la última parte de la carrera, manteniendo la mejor tradición española en su especialidad. Ya es heredero de los Jordi Llopart, José Marín, Paquillo Fernández y su propio compañero de entrenamientos, Miguel Ángel López... Solo que él nació y creció en el corazón de la Campiña Sur: en Llerena.

El móvil le ha echado humo desde que cruzó como triunfador la meta, apretó el puño y lanzó un grito de rabia y euforia. «La verdad es que ha habido mucho jaleo, incluso más del que pensaba en principio. Esto ha tenido un grandísimo eco, la verdad», comenta a EL PERIÓDICO EXTREMADURA. «Están siendo muchísimas llamadas, muchísimos mensajes. Estoy muy contento por todo. Y no solo por este oro, sino por la temporada que he hecho en general», agrega el también campeón de España.

EL ‘INDURÁIN’ DE LA MARCHA / En su cabeza todavía está el desarrollo de la prueba, un día que le salió absolutamente perfecto. Se sentía bien los días antes, pero tanto la estrategia como las piernas le respondieron. A menudo se comentó que su rostro hierático durante la competición, cuando todavía todos los favoritos estaban agrupados en el grupo de cabeza, recordaba al de Miguel Induráin cuando controlaba aquellos Tours de Francia. Martín se ríe: «Esto es lo que yo llamo la ‘poker face’, la cara de póker. Es algo que me encanta hacer porque muestra a los rivales que estás cómodo en la carrera, aunque luego por dentro estés sufriendo como el que más, como es lógico. Pero es un buen mensaje. Todos nos estábamos vigilando y si les dejas claro a los demás que estás fresco para el momento decisivo, es algo que tienes ganado. La serenidad y la sangre fría son cosas fundamentales», cuenta.

Después llegaron los momentos más especiales: la entrada en meta en la que por fin pudo mostrarse con expresividad, el abrazo con sus familiares más directos, el beso con su novia, la también marchadora Lidia Sánchez-Puebla. «Los últimos metros es verdad que me centré en disfrutar, en dedicármelos a mí mismo», afirma.

Apenas media hora después, con la entrega de las medallas y el himno español sonando en la capital alemana se sintió especialmente emocionado, aunque la organización decidió que en esta edición del Europeo la ceremonia fuese en un escenario cercano al circuito donde se había disputado la prueba y no en el Estadio Olímpico. Las felicitaciones de sus compañeros de la selección española de atletismo también le conmovieron, cuenta. Tampoco faltaron las de otros notables atletas extremeños como Tania Carretero, Housame Benabbou, Cristina Jordán o Sonia Bejarano.

Conchi Bellorín, hasta hace unos días directora general de Deportes de Extremadura y ahora directora de gabinete en el Consejo Superior de Deportes, estaba en Berlín y pudo darle personalmente la enhorabuena.

RECUERDO A MÉNDEZ / Y es que el atleta de Llerena se ha acordado especialmente de la gente de su localidad de origen («me han mandado muchos amigos las páginas de vuestro periódico»), pero sobre todo de quien le introdujo decisivamente en el atletismo y en la marcha atlética: el veterano entrenador Juan Méndez. A él le mandó un mensaje de audio por whatsapp pocos minutos después de alzarse con el oro.

«Sabía que era algo que tenía que hacer, alguna ya hace algunos años que no es mi entrenador. Está siempre muy atento a mi carrera y tenemos todavía una estrecha relación. Le quería dejar claro que un trocito de la medalla que he conseguido es suya», apunta. Méndez, llega a decir, «es como un padre» para él. «Se necesita a la gente como él para seguir sacando atletas en Extremadura», destaca.

Y es que el campeón de Europa no ha perdido de vista lo que sucede en Extremadura, pese a que lleva ocho años viviendo en Madrid, haciendo crecer su carrera en el atletismo sobre todo en la residencia Blume y alrededores con interminables entrenamientos. «Estoy muy orgulloso de que se me haya seguido tanto en mi tierra, que haya habido tanta gente que se haya alegrado del triunfo. No me olvido, ni tampoco de los que me han apoyado cuando las cosas me han ido mal», recalca. En su muñeca no faltan el verde, blanco y negro.

Ahora quiere descansar un poco, pero un atleta no puede tomarse muchas vacaciones. Conociéndole, tiene dos retos descomunales entre ceja y ceja: primero, los Mundiales de Doha el año que viene; después, sacarse la espina de sus dos fallidos Juegos Olímpicos --retirado en Londres-2012 y vigesimosegundo en Río-2016-- con una gran actuación en Tokio-2020. Todo será cuestión de poner la ‘poker face’ mientras van respondiendo las piernas y los rivales no saben a qué atenerse.