Momento de mirar a Extremadura y preguntarse si el título mundial conseguido por la selección española en Japón repercutirá positivamente en el deporte de la canasta en la región. Según algunos de los notables del complejo mundillo de las canchas extremeñas, beneficiará, aunque hay un matiz amargo en algunos de ellos: la situación actual no es para enorgullecerse.

"El juego de España ha enganchado a todo el mundo. Se ha visto que en el fondo hay mucha afición a nuestro deporte, que la gente puede seguirlo si hay una respuesta tan buena por parte de unos jugadores comprometidos", aventura Justi Pino, histórico presidente del Doncel, precisamente el equipo en el que empezó uno de los héroes de Saitama, José Manuel Calderón. Por supuesto, los halagos de Pino se multiplican cuando se le pregunta por el base: "es una persona humilde, sencilla y agradable que para nada se ha desarraigado de Villanueva de la Serena, pese a llevar muchos años fuera ya. Su entorno y sus padres, dos personas muy educadas, son claves en que él sea así".Llega este éxito cuando, a nivel de clubs, el baloncesto en Extremadura está probablemente en su momento más bajo de los últimos 20 años. Es la espina que genera el debate. Y es que por primera vez en dos décadas no habrá ningún representante en la primera o la segunda categoría nacional. Sin embargo, Pino se resiste a dar una visión negativa:

"el basket está bien en la región, aunque no tengamos lo dulce de la élite. Pero se está trabajando en muchos sitios y ya el baloncesto no es cosa de cuatro ciudades".Reacciones inmediatasEl optimismo se palpó ayer mismo y con hechos en la sede de la Federación Extremeña. Su director técnico, Mario Madejón, cuenta que recibieron varias llamadas de centros escolares de pequeñas localidades interesándose por la ayuda que pueden recibir para empezar a practicar baloncesto. Todo a raíz de ver por televisión el torneo de Japón. "La Federación Española tiene un programa escolar que aporta material y estamos empezando a moverlo", indica Madejón, que agrega que también localidades como Montijo y Llerena se han mostrado interesadas en acoger por primera vez cursos de entrenadores. Además, la Primera tendrá en la temporada 2006-07 más equipos que nunca, por encima de diez. "Son sólo ejemplos de lo mucho que puede interesar nuestro deporte. En la calle estos días he visto más niños jugando al baloncesto que al fútbol", apunta. Eso sí, reconoce que fortalecer la élite es necesario para que la base tenga más auge.Obligaciones y esfuerzosEmblema de los profesionales del baloncesto que se deben ganar la vida fuera de la región es Ñete Bohigas, entrenador del Autocid Burgos (Liga LEB). La evaporación de la élite es algo que no elude. Nada de visiones edulcoradas. "Es evidente que nuestro deporte no está pasando su mejor momento en Extremadura", sentencia, incluso con la esperanza de que el papel de la selección y la imagen de Calderón puedan suponer el esperado revulsivo. "Tenemos la obligación de vender bien la imagen de Calderón para que nuestros chicos jueguen más al baloncesto", asegura.En su opinión, trabajar desde la base es compatible con el mantenimiento de equipos de calidad, "como durante muchos años se ha demostrado en Cáceres, Plasencia y Badajoz".El reto de realizar un "esfuerzo" es, según él, "federativo y político". "A nuestra sociedad tenemos la obligación y el reto de poder ofrecerle baloncesto", destaca Bohigas.Más ´emigrantes´Exceptuando a Iván Corrales --placentino, pero poco dado a regresar a su lugar de nacimiento--, el único extremeño en la Liga ACB es el cacereño Alvaro Vaquero, entrenador ayudante del Menorca. "Se necesitan cuatro millones de euros para estar en la ACB y eso requiere unión e implicación por parte de todo el mundo: instituciones, empresas, afición...", declara desde la isla. "Espero que el triunfo en Japón genere más seguidores, pero me consta que ya hay muchos en toda la región. Pero para que vayan a partidos, se necesitan equipos. Con todos los respetos para el trabajo que se hace en Plasencia, Extremadura puede aspirar a tener algo más que un equipo en LEB-2", añade.José María Panadero es otro de los emigrantes de lujo del baloncesto regional. Está en el Huelva (LEB) y su testimonio habla bien de lo que supone para un niño tener referentes. "Yo juego a esto porque cuando era un crío fui a ver al Cáceres en Primera División y sólo quería ser como Okac, Juan Méndez o Abrines. Lo único que me apetecía cuando llegaba a casa era jugar. Ahora los niños están viendo a Gasol, pero ¿qué harán durante la temporada?", reflexiona. El alero cacereño, que mantiene una buena relación con Calderón, se muestra algo escéptico:

"La Federación Española tiene un programa escolar que aporta material y estamos empezando a moverlo", "Son sólo ejemplos de lo mucho que puede interesar nuestro deporte. En la calle estos días he visto más niños jugando al baloncesto que al fútbol",

evaporación "Es evidente que nuestro deporte no está pasando su mejor momento en Extremadura", "Tenemos la obligación de vender bien la imagen de Calderón para que nuestros chicos jueguen más al baloncesto",

"como durante muchos años se ha demostrado en Cáceres, Plasencia y Badajoz".

"esfuerzo" "federativo y político". "A nuestra sociedad tenemos la obligación y el reto de poder ofrecerle baloncesto",

"Se necesitan cuatro millones de euros para estar en la ACB y eso requiere unión e implicación por parte de todo el mundo: instituciones, empresas, afición...", "Espero que el triunfo en Japón genere más seguidores, pero me consta que ya hay muchos en toda la región. Pero para que vayan a partidos, se necesitan equipos. Con todos los respetos para el trabajo que se hace en Plasencia, Extremadura puede aspirar a tener algo más que un equipo en LEB-2"

emigrantes de lujo "Yo juego a esto porque cuando era un crío fui a ver al Cáceres en Primera División y sólo quería ser como Okac, Juan Méndez o Abrines. Lo único que me apetecía cuando llegaba a casa era jugar. Ahora los niños están viendo a Gasol, pero ¿qué harán durante la temporada?", "hemos demostrado estos días que tenemos un deporte divertido, competitivo y sin vicios negativos, pero otra vez nos volverán a bombardear con el fútbol".