Nueve jornadas, un poco más del 25% de liga regular. Buen momento para hacer balance de la temporada que está haciendo el Cáceres Patrimonio de la Humanidad. En el fondo, lo único que importa es su clasificación (duodécimo) y su balance victorias-derrotas (4-5). Pero hay un más allá influido por el hecho de que los dos últimos encuentros se han resuelto favorablemente. La sensación general es que, superado el tramo abrupto del calendario ante los mejores, el despegue se confirmará en las próximas semanas.

Bases: Mando de Daniy 'depre' de Cherry

¿Qué sería de este equipo si Dani Rodríguez, el teórico base reserva, no estuviese jugando a un elevadísimo nivel? La pregunta podría cambiarse perfectamente por otra: ¿Qué será de este equipo si, como él promete, Carlos Cherry recupera el acierto que acreditó en su primera etapa en el equipo?

Rodríguez, un jugador de un florecer tardío, se ha hecho con las riendas del equipo gracias a su clarividencia ofensiva y generosidad (3,7 asistencias por partido). Por si fuera poco, es el segundo jugador de la LEB Oro que más faltas saca (5,1), lo que rentabiliza con un casi decente 77% en tiros libres.

Ni como titular ni como reserva ha encontrado Cherry su toque, pese a su poco discutible voluntad de revertir sus problemas. Sus porcentajes de tiro son bajos y pierde numerosos balones (2,7). De tanto no necesitarle en los últimos partidos puede convertirse en el arma secreta para el futuro. Si no, su situación podría enquistarse peligrosamente.

Aleros: 'Fracaso' Scotty el resto progresa

Prescindir de Carleton Scott era cuestión de tiempo y únicamente su lesión de hombro lo precipitó. Es insostenible que un extracomunitario promedie 1,0 puntos de anotación y 1,7 de valoración. Pese a las buenas perspectivas de pretemporada, no se adaptó y ahora anda en el basket austriaco (13 puntos y 7 rebotes en su debut). Su sustituto, otro profesional económico como Dreke Bouldin, está demasiado fuera de punto como para aportar de momento, pero se confía mucho en él. Conoce el baloncesto federativo y ha sido recibido con cariño en el vestuario.

La falta de aportación norteamericano ha obligado a los demás aleros a redoblarse. Ante los grandes (Canarias, Burgos, Menorca) no respondieron. Sí lo hicieron en situaciones límite ante La Palma (Xavi Forcada) y Lleida (Pedro Robles y Asier Zengotitabengoa). Ninguno es una estrella, pero los tres se han confirmado como fiables jugadores complementarios que también pueden participar decisivamente en victorias importantes.

Pívots: Dos 'cracks' sinsuplentes productivos

Si hay algo de lo que puede enorgullecerse el Cáceres esta temporada es de la pareja de pívots titular que posee. Cuando están metidos y descansados, Leon Williams y José Angel Antelo pueden ser dominadores, uno con su fortaleza cerca del aro y el otro con su heterodoxa muñeca. El problema es que acumulan fatiga porque sus dos reservas, Justin Sedlak y Juan Sanguino, no se han ganado la confianza de Gustavo Aranzana.

Williams promedia 31,7 minutos por partido (6º de la liga); Antelo, 32,5 (2º). Sus estratosféricos números (15,4 puntos y 8,5 rebotes el americano y 17,1 y 7,1 el gallego) han sido fundamentales para llevar cuatro triunfos.

Esa virtud se ha convertido en un agujero negro cada vez que han fallado mínimamente. Sedlak, entre problemas en la espalda y el salto al basket profesional, ofrece menos de lo que se esperaba, aunque de vez en cuando dé fogonazos como los tres tapones en cinco minutos que puso ante el Lleida. Y Sanguino sigue casi inédito, confirmando la impresión que se cimenta cada año de que la suya es una continuidad ligada a motivos "sociales", como sugirió el propio Aranzana antes de iniciar la campaña. Su participación en ataque es irrelevante y en defensa sufre a menudo.

Entrenador: Aranzana,revolución incompleta

El entrenador estuvo bastante exigido después de las cuatro derrotas consecutivas sufridas de la cuarta a la séptima jornada. La justificación del calendario valió relativamente, porque le hicieron daño haber permitido las remontadas del rival en Girona y Granada y una paliza sin paliativos en Menorca.

De momento, su pretensión de cambiar de estilo respecto años anteriores con un espíritu más alegre, de defensa fuerte y muchos puntos al contragolpe, no se ha cumplido. Solo dos equipos más encajan más puntos en la competición, aunque con el matiz de que el Cáceres ha jugado ya tres prórrogas.

El equipo, entre los problemas con el americano y más cuestiones, se llevaba buscando unas semanas. La reacción de casta ganando dos partidos que se habían puesto muy cuesta arriba demuestra que el proceso, al menos, evoluciona.