A ver qué deportista retirado es capaz de ganar lo que este purasangre va a conseguir y, además, de la mejor manera posible. Resulta que American Pharoah, el caballo de carreras ganador de la Triple Corona americana, un hecho histórico, ha dicho adiós a los hipódromos y ha pasado a la yeguada para ejercer de semental. Y lo hace a precio de oro.

Sus dueños esperan recaudar 35 millones de dólares en un solo año si el potro es capaz de satisfacer a las 175 yeguas que desde febrero a junio le cortejan en su establo. Todas estas potrancas solo se aparean si son de sangre azul. O sea, del mejor linaje, porque no solo basta con pagar los 200.000 dólares de honorarios que se piden por su preciado coito, cifra récord en la cría, sino que antes ellas deben acreditar un currículo vitae de ascendencia real e importantes triunfos en competición.

Si cumplen las exigencias, American Pharoah ya se encarga después de contentarlas plenamente para continuar su estirpe. “Está demostrando lo buen profesional que siempre ha sido. Cubre entre 2 y 3 yeguas al día sin problema alguno”, ha dicho Scott Calder, uno de los portavoces de la yeguada Coolmore Stud, su nueva casa en Kentucky.

EL DESCANSO DEL GUERRERO

Este purasangre se ha ganado a pulso su millonario retiro. American Pharoah se adjudicó el pasado año la legendaria Triple Corona, una especie de santo grial del mundo de las carreras de caballos, y que ningún ejemplar conseguía en Estados Unidos desde hacía 37 años. Un hito histórico para un deporte necesitado de héroes a los que admirar y seguir.

Además, el caballo en una temporada sumó 8.700.000 dólares en premios, compitió en siete hipódromos diferentes, cogió 14 aviones, recorrió 32.350 kilómetros, acudió a programas de televisión y donó un 10% de sus premios a asociaciones de beneficencia. “Fue un verdadero campeón dentro y fuera de las pistas. Un caballo que solo tienes una vez en la vida”, dijo de él su entrenador Bob Baffter.

UN AUTÉNTICO FUERA DE SERIE

Nominado a Deportista del Año 2015 por la revista Sports Illustrated , y el preferido de los lectores con el 47% de los votos, por delante de deportistas como Leo Messi (6%) o Stephen Curry(4%), los editores de la publicación decidieron finalmente que la elegida fuese Serena Williams (1%), desoyendo el clamor popular y desatando una fuerte polémica entre los aficionados al deporte.

La elección había despertado verdadera expectación al tratarse de un caso asombroso: un animal podía hacer historia al batir a 11 astros en la elección del Deportista del Año. Un éxito sin precedentes para un caballo de carreras y que bien hubiese valido un relincho de felicidad de haber ganado el merecido premio.

Ahora, ese relincho de satisfacción se escucha en su establo. Y si nada se tuerce, con cuatro años de edad que tiene actualmente American Pharoah, resonará unos 20 años más. Un verdadero placer y un negocio en toda regla. De oro, para más señas.