"Me han pegado un poco, pero estoy bien físicamente. En la patada que me dieron al final tuve que pedir el cambio porque noté el músculo acalambrado. Pero me encuentro bien". A Andrés Iniesta, la gran duda que tenía España en su debut, no le dolía la pierna derecha, esa que maltrataron durante casi todo el partido los defensas suizos. Lo que le dolía de verdad es que la selección se quedó encallada. Pero tampoco estaba abatido. Ni mucho menos. "Hay que ganar los dos partidos que quedan", dijo. "Son dos finales", subrayó el centrocampista del Barcelona, que se recuperó a tiempo. Y fue uno de los jugadores más desequilibrantes, pese a que estuvo martirizado por las constantes entradas, agresivas la mayoría, de los defensas helvéticos. Iniesta fue el mejor. Asistió a Piqué, disparó desde fuera del área y generó más peligro que ningún otro jugador español. Pero con Iniesta no bastó. "Espero que sea la primera y única derrota".