El comienzo de la temporada pasada estuvo marcada por el regreso de Alejandro Díaz de la Peña a Extremadura, en un año donde se ha trabajado desde varios estamentos extremeños con la finalidad de acercar el ciclismo de montaña a los aficionados y seguir sumando adeptos a esta modalidad que goza de muy buena salud en la comunidad autónoma.

Para el almendralejense fue un año con doble ración de trabajo. Por un lado, seguía con la rutina de su programación deportiva para conseguir un buen palmarés al término de la temporada; por otro, asumía la responsabilidad de organizar y coordinar todo el trabajo con sus patrocinadores para que el proyecto saliera adelante con total garantía en cuanto a contraprestaciones con los espónsors.

En el plano deportivo, el año que nos acaba de dejar, fue algo dispar. Al comienzo, cuando aún el corredor extremeño no había adquirido el nivel de forma óptimo, llegaron las primeras victorias (Open de Madrid-Pelayos de la Presa y Fuente de Cantos) y numerosos puestos de podio (Tres Cantos, Zorita, Gran Canarias, Madrid, Barcelona, Sant Gregory) que quizás hubiesen aumentado el número de triunfos de no ser por algunas incidencias técnicas en algunas pruebas.

A la Copa del Mundo llegaba con mucha ilusión y la confianza tras los buenos resultados conseguidos en España, pero no fue capaz de superar el hándicap de salir en las últimas posiciones como consecuencia de su no participación en 2007. Aún así, consiguió uno de los mejores triunfos del año en esta competición: la contrarreloj individual celebrada en Madrid (tercera prueba de la Copa del Mundo). Fue un gran premio para el almendralejense, que estrenaba a lo grande su nuevo ´look extremeño´. Otro de los objetivos para Díaz de la Peña era formar parte del equipo español para el Mundial y Campeonato de Europa, algo que logró.