El atletismo es un deporte que se practica al aire libre, aunque existe su versión bajo techo, y por tanto está expuesto a todos los fenómenos meteorológicos.

Este año parece que la nieve se ha adelantado, en Madrid dejó sus primeros copos en noviembre, casi un mes antes de empezar el invierno y en este inicio del puente de diciembre, además de la que nos ha caído con la huelga de controladores, también el frío, el hielo y la nieve han sido protagonistas en gran parte de nuestro país, entre otras zonas dónde me tocaba competir el pasado sábado en el cross de la Constitución de Aranda de Duero, una prueba que cumplía sus bodas de plata.

Estamos en plena temporada de campo a través, una disciplina ligada a la naturaleza y a la dureza del invierno, por lo que no nos podemos quejar de haber competido a varios grados bajo cero y en un circuito totalmente cubierto de hielo y nieve.

No es algo habitual, por lo menos en nuestras latitudes, y para muchos de los que nos dimos cita el pasado sábado quizás era la primera vez que competíamos en estas circunstancias y ciertamente, además de sufrirlo, lo disfrutamos a pesar de las dificultades que nos planteaba.

Las conversaciones desde la noche antes, tras visualizar el circuito, versaban sobre las zapatillas a usar y la longitud de los "clavos" que incorporan dichas zapatillas para aumentar el agarre de nuestros apoyos. La verdad es que parecía aquello una tertulia de La Sexta al estilo de la Fórmula 1 con la diferencia de que, para nosotros, una vez en marcha no hay posibilidad de rectificación en los neumáticos.

Al final todo fue bien, solamente los más pequeños, que competían a primera hora, sufrieron algún resbalón por las "placas de hielo". Por mi parte, un paso más en el camino hacia el gran objetivo invernal, la maratón.