TEtra el partido de presentación ante la afición del CD Badajoz 1905 y se producía en el viejo Vivero. La grada llena de aficionados que renovaban ilusiones. Una afición que tiene muy interiorizado al Badajoz de toda la vida, hoy acompañado en su nombre por la fecha de su nacimiento. Una afición que siente los colores del equipo de su ciudad, su equipo de siempre.

El Badajoz ha ascendido y este año jugaremos en una categoría que aún no es la que se merece estar. Por su prestigio, por su historia, por pasear el nombre de la ciudad y sobre todo por su gente, por esas gargantas y corazones que el presidente Valbuena refería en su discurso.

Con el Badajoz se hace región, se hace ciudad y se pasea su nombre con todo honor y humildad por las ciudades y pueblos de Extremadura hoy, y mañana espero que por todo el país. Así fue el año pasado, en esta pretemporada y no tengo dudas de que seguirá siendo así durante la temporada que está a punto de iniciarse. Haciendo amigos y generando lazos de hermandad, porque el Badajoz es más que un club.

Un club que en la temporada pasada tuvo casi 2.000 abonados y en ésta renovará. El club con mayor masa social de la región en cuanto al número de abonados y seguidores.

Pero sucedió el año pasado y volverá a suceder en éste. En las incómodas gradas del viejo Vivero no se cabe. Por la lluvia, por el sol, por la capacidad de la tribuna, porque no hay donde aparcar, porque dónde están las salidas de emergencia, y por la masa social que volverá a llenar el estadio. Por esas razones y por su gente, el Badajoz se merece más.

Pero en el día de presentación ante su afición no hubo tormenta ni tampoco un corte de energía eléctrica por no estar al corriente en el pago. Fue vergonzoso lo que sucedió al final. Nada más pitar el árbitro el final y con la grada llena de aficionados y cuando aún sonaba el eco de los pitidos del silbato, alguien apagó la luz. Todos los aficionados que llenaban las gradas a oscuras. Mayores y niños y otras personas con problemas de otro tipo tuvieron que salir y bajar las escaleras sin luz.

Cuando salí del campo pensaba que la luz se había apagado de forma automática. No, no fue así. Alguien apagó la luz y dejó en la oscuridad a más de mil personas que se encontraban disfrutando de un evento deportivo en unas instalaciones públicas que han sido pagadas con el dinero de todos los ciudadanos a través del Plan E del anterior Gobierno del país.

Es algo inaudito. Podría haber pasado cualquier cosa. La queja era general por parte de todos los aficionados. Apagar los focos de las instalaciones sin que el público asistente hubiera tenido tiempo de abandonar sus asientos.

El Badajoz y su afición se merecen otro tratamiento y más respeto por parte de las máximas instituciones locales. El Badajoz se merece más dentro de la lógica aspiración de no renunciar a volver a ocupar el lugar que se merece, porque como dice el himno: Badajoz entero es quien proclama, que su club representa a la ciudad, porque Badajoz a todos nos une, en estrecha hermandad. Sr. Alcalde, tome nota.