A Antonio Frutos se le nota la pasión por lo que hace. En los últimos once años ha sido preparador físico en diferentes equipos de fútbol y fútbol sala y desde hace 15 días está en el Cacereño con el reto de mantener la maquinaria a punto en todo momento para llegar a Segunda B. Compatibiliza esta labor con su trabajo en Foremplex, donde es técnico de formación y responsable de Pebetero Fútbol. Es su trabajo, es su hobbie, es su vida. «Esto es una pasión, una filosofía de vida», cuenta él, que aunque nació en Guareña en 1983, se reconoce ya «hijo adoptivo» de Cáceres, una ciudad a la que llegó hace 17 años.

No es su primera experiencia en el Cacereño. Él, portero en su etapa de futbolista, llegó al conjunto verde con 21 años con el rol de guardameta suplente, aunque el técnico en aquel momento, Bernardo Plaza, quiso bajarlo al filial. «Le dije que no». Y después de solo tres meses de verde, cogió la maleta y se marchó al Miajadas. Ahí, dos temporadas, también en Tercera, y después otra más en el Díter Zafra -en la misma categoría- a las órdenes de Rafa Rincón Rus. Cuando decidió aparcar el fútbol, al menos en su faceta de jugador, tenía solo 24 años.

«Me propusieron entrenar y trabajar en la AD Sagrada Cena [Segunda División femenina]». Y ahí empezó todo. Antonio Frutos, licenciado en Ciencias del Deporte, diplomado en Magisterio y técnico deportivo superior en fútbol nivel 3, comenzó su camino como preparador físico. Tras el fútbol femenino, cambio de registro hacia el fútbol sala (cuatro años). Y vuelta al fútbol, al Coria, con Rus. Después, al Badajoz con José Diego Pastelero, un año en blanco y las dos últimas temporadas ha sido preparador físico de la UP Plasencia, también junto al técnico de Santa Ana.

Al Cacereño ha llegado ilusionado, «porque es uno de los equipos con más solera de Extremadura y porque se trata de un proyecto ambicioso», donde todos los jugadores van a tener dedicación exclusiva y eso, como preparador físico, es una gran ventaja a la hora de trabajar. «Cuando hablé con Adolfo [Muñoz] me transmitió muy buenas vibraciones», explica Frutos, que tenía ofertas de otros equipos. También fue clave que lo pudiera compaginar con su trabajo en Foremplex.

Planificación milimétrica

«Con el nivel de exigencia que hay en el fútbol, hasta en Tercera, la figura del preparador físico es muy importante». Lo dice Frutos y lo demuestra que la inmensa mayoría de equipos del Grupo XIV, desde los poderosos hasta los más humildes, cuentan con esa figura. Su trabajo es milimétrico. Hay que controlar cargas de trabajo, poner a los jugadores a tono para la larga temporada y también hacer trabajo preventivo, cuenta el preparador físico del Cacereño, enumerando una larga lista. «Entrenar la fuerza compensatoria es muy importante para evitar futuras lesiones. Ahora incido más en ello, pero soy partidario de trabajarlo durante toda la temporada».

Ha encontrado a la plantilla del CPC «muy bien», sobre todo a los renovados de la campaña pasada, que antes de iniciar la pretemporada hicieron por su cuenta un trabajo específico. «Y los que han llegado se están adaptando al ritmo de trabajo». Hoy juega el Cacereño su primer amistoso del verano. Es ante el Moraleja a las 20.00 horas (entradas a 2 euros) y ahí se podrá ver, tanto él como el resto del cuerpo técnico, las evoluciones del equipo. «Nuestra idea en pretemporada es, con dobles entrenos diarios y partidos, realizar 48-50 sesiones de trabajo con el objetivo de llegar en óptimas condiciones al inicio de la temporada, tanto física como técnicas, tácticas y psicológicas». Nada se puede dejar a la improvisación. «La clave es el trabajo».