Otro día más y no se sabe dónde se jugará el Cacereño-Arroyo del fin de semana que viene. Y esto ya roza la ilegalidad --o se mete de lleno en ella--, porque el club verde tenía que haber notificado ayer, antes de las 14.00 horas, a la Federación Española día, hora y lugar para el encuentro, pero no lo hizo, con lo que se expone seriamente a una multa. La solución en las últimas horas tiende más a que el choque sea finalmente aplazado con el visto bueno de todas las partes que concurren.

El asunto sigue sumido en el caos. Muchas reuniones, llamadas de teléfono, gestiones a distintas bandas... pero nada concluyente. El Cacereño está haciendo lo posible para no volver a pisar El Cuartillo, pero tampoco tiene dinero para empezar a renovar el césped del Príncipe Felipe, adonde dijo que quería regresar después de abandonarlo literalmente hace apenas unos meses.

La Federación Extremeña ha intentado echar un cable a uno de sus asociados y primero propuso que el CPC actuase como local jugando en Arroyo y que el club blanquiazul devolviese la jugada en la vuelta en el Príncipe Felipe. Después, consideró viable que el partido trasladase su fecha a un día de fiesta entre semana, una opción que se ve con buenos ojos, pero necesita el visto bueno de la Española.

Todo sea para ganar tiempo en la búsqueda de la solución para el terreno de juego, al que le faltaría alrededor de un mes para estar en condiciones... siempre que se encontrase financiación con una de las empresas que se han ofrecido. La cifra que se necesita ronda los 200.000 euros y, por ahora, nadie ha dado un paso al frente y todo indica que el dueño del Cacereño, Antonio Martínez Doblas, se verá obligado a ponerlos, aunque asegura que sus negocios no le van bien ahora.

LA TORRETA Doblas sí ha ordenado, puede que como mensaje a la opinión pública, que se empiece a trabajar en el Príncipe Felipe, pero no en su sequísimo césped, sino retirando una torreta de luz que se cayó hace unos meses debido al temporal. Eso provocó que el choque frente al Melilla tuviese que disputarse en Miajadas porque, como se estimó entonces, no era seguro jugar allí. Sin embargo, la torreta siguió caída y la temporada se concluyó sin más problema en el estadio de Las Capellanías.

Unas grúas iniciaron ayer el operativo de cortar y retirar los hierros que sostenían los focos derribados, un proceso que es, aparentemente, bastante complejo. Es posible que no haga falta sustituir la torreta en sí para partidos que se disputen por la noche porque las otras tres dan una luz muy potente.

Además, una empresa está evaluando los posibles riesgos de seguridad que conllevaría regresar al recinto, que desde hace años necesita mejoras en aspectos como los servicios, los accesos o su propia estructura.