Valencia, Cheste, la comunidad de los trajes, la cantera del Bigotes, la ciudad de las artes y la luz, la tierra prometida para todos los grandes acontecimientos deportivos, desde la Copa del América al torneo de tenis galáctico y de diseño, fue escenario ayer de una nueva gesta del motociclismo español. Casi 100.000 espectadores (94.358) asistieron a la culminación de una temporada sin parangón, a algo inigualable, al logro de un total de 71 podios de la armada invencible y de la conquista de 22 victorias en una sola temporada. El Mundial 2009 de motociclismo tuvo, a nivel español, un colofón apoteósico con la suma de tres grandes gestas: un pletórico triplete, obra de Julito Simón (Aprilia, 125cc), Héctor Barberá (Aprilia, 250cc) y Dani Pedrosa (Honda, MotoGp); el empate a victorias (22) conquistadas en 1988 y 2006; y la superación, por nada menos que 16 cajones más, de la marca de 55 podios del 2007.

El Gran Premio de Valencia permitió, además, cerrar la temporada con dos españoles en el podio mundialista de 125cc (Simón como campeón y Nico Terol, bronce), otro en 250cc (Barberá, plata) y, el mayor de los logros, dos espadachines a ambos lados del Doctor Rossi en MotoGP (Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa, segundo y tercero, respectivamente). "Hacía mucho tiempo que no hacíamos disfrutar tanto a nuestra afición", recordó ayer Pedrosa, poco después de repartir besos y más besos en su vuelta de honor.

TRABAJO DE CANTERA "Nada se produce por generación espontánea", explicó ayer Juan Moreta, presidente de la Federación Española de Motociclismo, a EL PERIODICO. "Eso ocurrió en los tiempos de Angel Nieto o de Ricardo Tormo, pero ahora todo el mundo admira y participa en nuestros campeonatos de promoción, utiliza nuestros circuitos, se prepara en nuestras escuelas y utiliza nuestro motociclismo como plataforma de lanzamiento". Moreta aprovechó este domingo triunfal para recordar: "No solo ganamos o brillamos en velocidad, hemos conquistado cuatro títulos mundiales de trial, el más destacado el de Toni Bou, y cuatro más de enduro, el más brillante el de Iván Cervantes".

La fiesta, que fue presenciada en vivo y en directo por el británico Bernie Ecclestone, el dueño de la F-1, tal vez en un intento de exportar algo de ese vistoso éxito a su aburrido, manipulado y tramposo campeonato, tuvo, eso sí, momentos de incertidumbre, como cuando el japonés Hiroshi Aoyama (Honda) estuvo a punto de perder el título de dos y medio por impaciente y por querer coronarse en el podio; o como algunas ayuditas que permitieron a dos de los españoles, Barberá y Pedrosa, triunfar en sus categorías. Al piloto de Sito Pons le ayudó que Aoyama se saliese de la pista y se conformase, finalmente, con campeonar con una séptima posición, y también, cómo no, que el impetuoso Marco Simoncelli besase el asfalto cuando lideraba la prueba. Al discípulo de Alberto Puig, que ganó como siempre, escapándose desde el primer giro, le fue de perlas que, incomprensiblemente, Casey Stoner, poleman y gran favorito, se fuese al suelo en la vuelta de formación de la parrilla de salida. Truncaba así un final de campeonato que ha sido, de todos modos, estupendo para el australiano.

TRACA FINAL Simón se aprovechó de un incomprensible error del británico Bradley Smith cuando dominaba a placer la prueba y terminó ganando frente a su afición, cosa que no había logrado ni en Jerez ni en Montmeló, donde, ¿lo recuerdan?, Julito creyó que estaba en la última vuelta cuando aún faltaba una, regalándole la victoria a Andrea Iannone.

Nada de todo eso les ocurrió a Barberá y Pedrosa, protagonistas de dos finales de año espectaculares (cinco podios en los últimos cinco grandes premios), que prolongaron la felicidad y fiesta de la afición con dos victorias muy trabajadas, obra de dos pilotajes perfectos. "Cerrar el año es la mejor manera de soñar con un 2010 mejor", dijo Pedrosa, ansioso ya por probar, hoy mismo, en Cheste, su nueva Honda.