Ahora que está muy de moda, podría decirse que en Aranda de Duero comenzó todo. Allí, el 6 de diciembre, el Cacereño puso fin a una racha que duraba más de quince meses y que le impedía ganar a domicilio. Dos goles de Valverde y uno de Martins servían para poner fin a una larga travesía por el desierto. Nadie podía presagiar que en ese momento comenzaba otra. Entre el triunfo ante la Arandina (1-3) y la siguiente victoria verde (1-0 al Lealtad) pasaron más de tres meses y la inseguridad que antes había tenido a domicilio el CPC se trasladó también a su estadio.

A la cita del domingo, final de finales, llega el Cacereño en una montaña rusa, tan capaz de dar lo mejor de sí y golear al segundo clasificado como de dejarse remontar en tres ocasiones por un equipo casi desahuciado que acaba sacándole los colores. El resultado, ya no hay margen para ningún error más.

El equipo de Angel Marcos se la juega a vida o muerte el domingo ante un equipo en caída libre. Seis derrotas seguidas acumula la Arandina, que solo ha sido capaz de marcar dos goles (eso sí, ambos a domicilio), mientras que ha encajado diez. Está al borde de un pozo en el que lleva inmerso varias semanas el Cacereño. En el club saben que es imprescindible sumar los tres puntos para que salgan las cuentas, que pasan por ganar tres de los cuatro partidos que quedan por jugar.

Afición

El nuevo horario del domingo ante la Arandina (18.00 horas) se fijó para comenzar el partido sabiendo qué habían hecho los rivales directos del Cacereño, aunque no será posible en todos los casos, ya que el Sporting B (empatado a 35 puntos con el CPC) inicia su encuentro ante el filial del Valladolid a las 18.45.

Para atraer a la afición, el Cacereño repetirá la misma fórmula del último partido en casa: entradas a 10 (tribuna) y 5 euros (preferencia) con la posibilidad para los abonados de retirar todas las que deseen a mitad de precio. Con este sistema el día del Racing había unas 2.000 personas en el Príncipe Felipe, aunque en ese encuentro se presentó a la cantera, lo que además de a los niños llevó a muchos padres a la grada.