Tiene 26 años, practica taekwondo desde la friolera de 20, fue subcampeón del mundo de este deporte, es monitor de la federación... y también es árbitro de fútbol. El cacereño Carlos Sánchez Laso tiene, de entrada, esas especialísimas características, pero hay mucho más detrás. Hay, sobre todo, "un deportista, ya que el arbitraje es un deporte", afirma con desparpajo.

Sánchez Laso acaba de ascender a Segunda División B. Será el quinto árbitro extremeño de la categoría. Fue cuarto en las pruebas físicas de primeros de mes en Madrid. "Se lo dedico a mis padres y al maestro Kim". El maestro Kim es, en realidad, su segundo padre, según afirma. El popular presidente de la federación regional, el que ha traído a Cáceres las milagrosas camas terapéuticas Ceragem (también trabaja en ello) está presente en parte de la preparación del reportaje y da el ok a la afición de su pupilo-sucesor.

Mirando hacia arriba

Sánchez Laso, que en sus ratos libres también juega al fútbol sala, donde demuestra muy buenas condiciones, lleva nueve años como árbitro. "Con 17 años, no quería estar en el banquillo. Jugaba en los juveniles del Diocesano y era demasiado pequeño, físicamente muy débil, y era suplente. Además, como entonces no se permitía jugar y ser árbitro me decidí por ello. Desde entonces, me entra cada año el gusanillo y cada vez me gusta más. Además, tienes el aliciente de ir subiendo", cuenta el joven trencilla, no sin insistir en que en Extremadura se necesitan árbitros, pese a que haya un ramillete de ellos jóvenes "y físicamente muy bien preparados".

Su objetivo es evidente: llegar a la Primera División. "Es lo que todos queremos, está claro". Y es que Extremadura, ahora que se retira el pacense Fernando Carmona Méndez, que Fidel Valle se tuvo que retirar tras su injusto no ascenso a la máxima categoría, iniciará la próxima temporada con muy pocos trencillas arriba, aunque Ceballos Silva tiene opciones de subir a Segunda.

Nunca ha sido agredido, aunque ha pasado por situaciones difíciles. Es el lado más negativo que tiene su gran afición desde su silbato particular.