Extremadura: Toni García; Javi Selvas, Roberto Rodríguez, Alcázar, Nandi; Olivar; Camacho, Lolo (Gaizka Iriarte, M. 61), Marco, Cobos (Manuel, M. 85) y Pavone (Peri, M. 84).

Arenas: Fernández; Rufo, Garrido, Moi Olivera, Cristobal; Pedro, Vicente; Nene (Cuqui, M. 77), Rafa Payán (Dani, M. 72), Higinio y David Hernández.

Goles: 1-0 M. 70: Pavone. 2-0 M. 82: Gaizka Iriarte. 3-0 M. 89: Camacho.

Arbitro: Pedro Albelda de la Haza (Comité Madrileño). De más a menos. Empezó bien pero se fue perdiendo luego (1). Expulsó, por doble amonestación, a Garrido (13´ y 67´). Vieron tarjetas además Nene (17´), Olivar (62´), Moi (81´) y David Hernández (85´).

Incidencias: Casi 1.000 espectadores en el estadio Francisco de la Hera.

Como es un recurso tan socorrido como legal, nadie podrá poner peros a que el Extremadura venciese ayer, más holgadamente de lo previsto (3-0), gracias a sus jugadas de estrategia. Cuando más complicado estaba el choque, y mientras la grada empezaba a desesperar, el grupo de Cisqui tiró de pizarra y con dos zarpazos abrió la lata del ordenado Arenas de Armilla. Luego sólo tuvo que darle el tiro de gracia mientras agonizaba sobre el césped. Si lo que verdaderamente importa es el hecho de sumar los tres puntos que se ponen en juego, aquí mismo podría terminar la crónica. Pero si al margen del qué cuenta también el cómo hay que profundizar en el tema.

El debutante Arenas venía precedido de una fama de equipo ofensivo y sin complejos que no justificó. Todo lo contrario. Muy ordenado, se replegaba con orden dándole el balón al Extremadura para luego salir al contragolpe intentando sorprender a Toni García. Parecía como si su objetivo fuese minar la moral del rival, esperar su fallo y pasarlo a cuchillo engordando su leyenda. Enfrente, un Extremadura que controlaba el tempo del partido, tocaba y tocaba y ejercía un estéril dominio de la zona ancha que casi nunca se traducía en nada consistente.

EL ROSARIO DE PAVONE A los locales les faltaba definición. Explotando la banda diestra, la izquierda casi no existió, dio protagonismo a un motivado Pavone. El argentino reclamó penalti primero (m. 13), para buscar luego la escuadra de la meta granadina, tras un servicio de Marco (m. 22), obligar más tarde a lucirse a Fernández, cabeceando con intención (m. 40), y acabar estampando el balón en el lateral de la red (m. 44). Pero su intención quedó en eso y al descanso se llegó con el resultado de gafas del arranque. Más ruido que nueces, muchas imprecisiones y la sensanción de que el rival podía enjendrar algún susto.

La cosa fue a peor tras el descanso. Se vivieron los peores minutos de un errante Extremadura al que sólo le acompañó la fe en su trabajo. Y le dio sus frutos. Primero en una escapada de Pavone, que derivó en falta al borde del área y expulsión de Garrido. El saque de la misma por parte de Cobos propició un rechace de Fernández y el gol inaugural del propio Pavone. Con el Arenas a la deriva se enfiló la recta final del encuentro con un decorado muy cambiado. En otro lanzamiento ensayado de falta, que puso en movimiento Marco y que evolucionó con un arrastre de jugadores al segundo palo que dejó franco a Gaizka Iriarte para fabricar un cañonazo imparable, se coció el 2-0 (m. 82). Dos jugadas de estrategia y duelo sentenciado. Sólo faltaba que Camacho se reivindicase en una preciosista jugada personal que acabó con un zambombazo colocado para certificar el 3-0 (m. 89). Como bien está lo que bien acaba, el tanteo es evidencia. Su genesis, otra cosa.