CACERES: Nguema (5), Pedro Robles (8), Antonio Peña (15), Josh Duinker (6), Roberto Morentin (2) --cinco inicial-- José Antonio Medina (0), Olu Ashaolu (20), Alex López (2), Miguel Lorenzo (2), Braydon Hobbs (6), Zane Johnson (0).

BREOGAN: Carlos Cobos (3), Anthony Winchester (6), Gintaras Leonavicius (12), Roeland Schaftenaar (12), Michel Diouf (14) --cinco inicial-- Adrián Chapela (0), Alejandro Bortolussi (2), Alejandro Navajas (0), Edu Martínez (2).

MARCADOR POR CUARTOS: 19-13, 28-24 (descanso), 45-41, 60-60 (final tiempo reglamentario), 71-65 (prórroga).

ARBITROS: Morales y Aliaga.

Huele a playoffs para el Cáceres después de su victoria de anoche ante el Breogán (71-65). Se necesitó una prórroga para derrumbar al que es uno de los mejores equipos de la LEB Oro, pero se consiguió y el horizonte queda bastante despejado de cara a la última jornada, cuando se visite al Lucentum, que no se jugará nada. Por supuesto que otro triunfo en Alicante aseguraría como mínimo la séptima posición e incluso una derrota dejaría algunas puertas abiertas, dependiendo de las numerosas combinaciones que pueden producirse el próximo viernes. Lo que sí se puede decir es que ha logrado la permanencia, evitando el incómodo playout .

El triunfo de hace una semana en Huesca ha resultado beatificador para el conjunto de Carlos Frade. Ayer no dio su mejor versión, pero sí se mostró competitivo durante los 45 minutos y supo sufrir, sobre todo digiriendo tener que jugar el tiempo extra cuando, por un momento, pareció que ya tenía el partido ganado en el reglamentario.

El mérito es difícilmente discutible para una plantilla por lo general joven e inexperta y, como se ha repetido hasta la saciedad durante los últimos meses, bastante más barata que las anteriores. Como es lógico, tiene muchos defectos, pero no el de la pereza ni el de la falta de compromiso. Jugar las eliminatorias por el título, sin tener nada que ver sus predecesoras, sería un premio muy goloso y que únicamente hay que afrontar con la vocación de disfrutarlo.

Puestos a imaginar, el rival en primera ronda bien podría ser el Breogán, un conjunto de nombres de prestigio que durante buena parte del choque se mostró desesperado ante la fantástica defensa local. Esta vez el complemento perfecto de esta defensa no fue un ataque rápido y afilado, sino más bien espeso, fallón. Pero así también se pueden ganar los partidos.

LABOR DE TODOS El atleticismo de Antonio Peña (omnipresente con sus 15 puntos, 14 rebotes y 5 asistencias) y de Olu Ashaolu (20 puntos y 13 rebotes) acabó combatiendo con bastante decencia al tremendo físico de Michel Diouf. Pero el recorrido hasta ese desenlace final fue farrogoso, trabado, algo insidioso. Eso sí, el público se levantó de sus asientos cuando otro tipo todo-corazón como Alex López estableció un esperanzador 19-11 casi al final del primer cuarto.

Sin embargo, el camino no iba a estar tan llano como por entonces podía presumirse. Sean Ogirri lideró al Breogán para volver a enchufarse a un choque que seguía mostrando registros raquíticos al descanso (28-24).

El segundo tiempo continuó el mismo tono de 'guerra de guerrillas' que parecía convenir solamente a ratos al Cáceres. Es de agradecer que no se produjese ningún bajón escandaloso en su rendimiento y que el hecho de que su oponente hiciese la goma en términos ciclistas se debía más a sus méritos individuales que a las consabidas pájaras locales. Ashaolu empezó a dominar ampliamente los tableros para poner los diez de ventaja (41-31, min. 27), pero otro triple de Ogirri dejaba de nuevo la situación por definir faltando solo un cuarto (45-41).

MAXIMA EMOCION Teníamos partido nuevo poco después (47-47, min. 33), pero el Breogán no llegaría a ponerse por delante. De hecho, fue el Cáceres el que encaró el esprint final con ventaja (57-53 a 2.51). No estuvo listo entonces, pese a disponer de la ventaja táctica de no haber cometido las cuatro faltas del bonus. Permitió dos triples de Gintaras Leonavicius --el segundo faltando 19 segundos-- y, con empate a 60-60, Richard Nguema se embarulló y el choque se marchó a la prórroga.

En esos cinco minutos, el Breogán se adelantó por primera vez en mucho tiempo (62-63, min. 41), pero eso no afectó psicológicamente a un equipo que siguió intentando buscar la mejor opción. Esta fue, como ocurre a menudo, el tiro exterior de Pedro Robles y, si consigue elevarse antes de que le hagan falta, la potencia de Ashaolu. Misión cumplida, pero es lícito que, llegados a esta altura, pueda pedirse un poquito más.