Si algo falla el culpable es... el entrenador. Esta máxima, que reina en el fútbol desde que los ingleses inventaron este deporte, ya sólo se cumple a medias. Desde hace unos años la buena o la mala trayectoria de un equipo tiene otro responsable: el director deportivo. Una figura, que ha heredado las funciones del viejo secretario técnico del puro y la barriga, que esta temporada desempeñan en Primera División un total de 16 exjugadores.

Ellos han elegido al entrenador y han confeccionado las plantillas intentando que la apuesta futbolística de la directiva esté por encima de quién ocupe el banquillo. Sólo Murcia, Racing, Valladolid y Villarreal tienen un secretario técnico de estilo más clásico.

El objetivo es acabar con aquellos clanes, como Louis van Gaal y sus holandeses, que desembarcaban en un club acompañando al nuevo inquilino del banquillo. "Los entrenadores pasan y los jugadores no, por eso hay que fichar a futbolistas que se adapten al estilo del club y no a un solo entrenador", asegura Félix Carnero, director deportivo del Celta desde 1994.

AHORA, DE VACACIONES

El verano ha sido intenso. Frenético. Una muestra del estrés al que están sometidos es Toni Muñoz en el Atlético de Madrid. Ha soportado tanta presión que se ha marchado 15 días de vacaciones después de dejar la plantilla confeccionada.

"No podía más. Necesitaba descansar. Ha tenido un verano de locos. En junio estuvo en Argentina siguiendo a algunos jugadores en el Torneo de Clausura, luego tuvo la salida de Luis Aragonés, el fichaje de Gregorio Manzano, el regreso de Simeone y las duras negociaciones con el Mallorca por Alvaro Novo e Ibagaza, casi nada...", asegura Antonio Sanz, jefe de prensa del Atlético. Otros dos colegas suyos, Angel Martín González, en Osasuna, y Monchi, en el Sevilla, también han seguido sus pasos y se han marchado de vacaciones. Este último se encuentra descansando con su mujer y sus hijos en Eurodisney.

Y es que Jorge Valdano tiene razón: "Los veranos no son ahora nada agradables para un director deportivo". Sobre todo, para él. Es, en este periodo, cuando media España se pregunta qué hace en el cargo. ¿Cuál es su función si el que ficha a jugadores como Figo, Ronaldo, Zidane o Beckham es el presidente y él es incapaz de hallar un central?

ERRORES DE VALDANO

Este verano, además de no fichar a Ayala (Valencia), Valdano ha dejado dos perlas geniales. La primera al ofrecer 12 millones de euros por Luisao (Benfica), el domingo 31 de agosto, cuando tres semanas antes pudo ficharlo por sólo cinco millones, y la segunda al telefonear el jueves antes del cierre del mercado de fichajes al diario As para preguntar si Christoph Metzelder había debutado en la Champions. El redactor que atendió la llamada le respondió que el central del Borussia Dortmund llevaba lesionado desde finales del mes de marzo. Hay clubs en los que parece que internet sigue siendo un lujo.

Pero Valdano no es el único que ha tenido un verano caliente. Dicen los presidentes que prefieren que el cargo de director deportivo esté ocupado por un exjugador. Se fían más de ellos porque conocen mejor los vestuarios. Pero ésta es una apuesta que no evita los roces con unos entrenadores que no aceptan su pérdida de poder. Siempre saltan chispas, como ha sucedido con García Pitarch y Benítez en el Valencia. El técnico acusa a García Pitarch, que cobra mucho menos que él, de haberle dejado con sólo un delantero centro (Oliveira) después de haber permitido la marcha de Carew, Salva y Diego Alonso sin traer un recambio.

La situación entre ambos ha sido tan tensa que el presidente, Jaime Ortí, les ha obligado a hacer las paces por el bien del Valencia, pero no se sabe cuánto durará. "Hemos hecho el ridículo", dice García Pitarch.

ENFADO DE FLORES

Otro ejemplo de lo difícil que es aceptar a un exjugador, en la mayoría de los casos más joven que el entrenador, es el pique entre Paco Flores y Miguel Pardeza por el caso Juanele. El entrenador descartó al delantero por su indisciplina y el club decidió inscribirlo en la Liga. "Me parece mal que se le haya inscrito, pero yo no mando", se quejó Flores en un claro ejemplo de que el poder del director deportivo está por encima del técnico.

Aunque si hay un director deportivo que ha tenido un verano movido ha sido Txiki Begiristain. No ha parado. Siempre pegado al teléfono y siempre acompañado por el vicepresidente, Sandro Rosell. El es el mejor ejemplo de los nuevos tiempos. Laporta apostó por él porque conoce mejor que nadie un vestuario: "La experiencia que te da ser exjugador es muy importante. Ahora, cuando me reúno con un representante, sé hasta dónde puedo llegar. Y lo sé porque conozco el precio de mercado e intuyo el rendimiento que dará. Luego está el valor que tiene dentro del vestuario. Conocerlo es vital para negociar. Evita que te engañen".Un amigo suyo, Andoni Zubizarreta, también ha vivido en sus propias carnes lo complicado que es trabajar en el fútbol desde el otro lado de la mesa, la del Athletic. Reconoce que, muchas veces, los problemas no los proporcionan los jugadores, sino su entorno. Cierto. Como también lo es que los directores deportivos tienen un problema: no son los dueños de la caja.