ARROYO: Juanma; Manu, Jose Gutiérrez, Peralta, Castaño (Bayón, min. 75); Buades, Juanjo, Bezares, Ruano, Juanfran (Morán, min. 92), Espinar.

GUADALAJARA: Alvaro Campos; Mollano, Julio, Espín, Garrido (Akrong, min. 46); Tello, Quique, Javi López (Prosi, min. 87), Toledo (Mateo, min. 64); Zazo, Jairo.

GOL: 1-0 (minuto 90) Abel Boades (de penalti).

ARBITRO: De la Fuente Ramos, castellano-leonés. Amarilla a Peralta, Bezares, Ruano; Mollano, Espín, Toledo, Akrong.

INCIDENCIAS: Mucho frío. En el palco, directivos federativos y del Cacereño.

Un gol de Abel Buades de penalti en el último suspiro del encuentro dio ayer dos puntos capitales al Arroyo ante el Guadalajara (1-0), ahuyentando así la crisis de resultados. Un triunfo que sabe a auténtica gloria al conjunto de Juan Marrero, que respira en la tabla.

Comenzó el partido como casi siempre en el Municipal: el Arroyo presionaba con intensidad hasta llegar a someter al equipo rival. Pero pronto se sacudió el Guadalajara el empuje local. En el minuto cuatro Jairo dispuso de la primera ocasión visitante, al disparar rozando el palo de la meta defendida por Juanma.

Pareció estar ligeramente mejor el Guadalajara en la primera mitad del choque, aunque sin inquietar demasiado a los arroyanos, que hicieron gala en todo el partido de una gran solidez defensiva, maniatando en todo momento al rival.

El juego se desenvolvía entre las interrupciones y los continuos balones aéreos que peleaban ambos conjuntos. El terreno de juego tampoco ayuda demasiado a disfrutar de un gigantesco espectáculo futbolístico, dadas sus dimensiones y césped, unas dimensiones que se hacen aún más pequeñas por algunas predisposiciones tácticas.

El balón dividió fue la constante de la primera mitad, pasando de ser un lance más del juego a una habitual que caía unas veces del lado local, y otras veces del visitante.

En el minuto 33 llegaría la mejor ocasión del Arroyo en la primera mitad tras una falta botada por Juanjo desde la derecha que nadie acierta a rematar y atrapa el portero alcarreño en dos tiempos.

SEGUNDA MITAD La segunda parte fue un partido totalmente distinto, dominado sin tapujos por un Arroyo más convencido de ganar el encuentro, quizás por sus urgencias en la tabla clasificatoria del grupo.

La mejor ocasión en el partido de los de Carlos Salvachua llegaría pocos minutos después de la reanudación tras una cabalgada en velocidad de Quique por banda izquierda, su pase al punto de penalti fue alcanzado por su compañero Alvaro Zazo que mandó el balón muy alto.

Hasta este momento la mayoría de las ocasiones del partido habían llegado a balón parado, o en contraataques fugaces que no llegaban a buen puerto.

Se echaba de menos en el Arroyo más protagonismo de sus dos delanteros Juanfran, y Espinar, el último titular por la baja por sanción del habitual Willy. Sus apariciones no se hicieron esperar mucho y una conexión entre ambos originó la primera clara ocasión arroyana, un balón que Juanfran mandó desviado tras efectuar un desmarque al primer palo para recibir un pase de Espinar.

Bajo la tutela de los veteranos Bezares y Buades se vio un gigantesco Arroyo en la segunda mitad, obligando al Guadalajara a estar agazapado en su área. Seguirían llegando las ocasiones, pero con el mismo desenlace, el poco acierto arroyano. Fue el propio Bezares el que dentro del área dispuso de una pelota franca que no acertó a empalar, más acostumbrado él a labores de recuperación.

El Guadalajara seguía sin generar peligro, sólo llamando a la meta de Juanma con disparos lejanos. El acoso arroyano dio sus frutos en el minuto 90 cuando en uno de los muchos centros al área el balón golpeó en el brazo del visitante Moyano, el colegiado señaló penalti y en Arroyo se rememoraron viejos fantasmas. El encargado fue el líder del rebaño, Abel Buades, que con una pasmosa tranquilidad posó el balón en las redes de manera rasa, casi sin tomar carrera, llegó el éxtasis al Municipal. Una victoria del todo balsámica para el conjunto extremeño.