Día importantísimo en Arroyo de la Luz. Puede que haya algo más que tres puntos en juego. El equipo que dirige Juan Marrero tiene una prueba clave hoy en su camino hacia la recuperación anímica y clasificatoria (17.00 horas, Municipal). El rival, el Palo, es un oponente directo de los puestos de abajo. Es de su liga y las urgencias pesan, aunque el clima de positivismo permanece inalterable. La mala racha fuera de casa, acentuada el miércoles tras caer en Ecija (sexta derrota en otras tantas salidas), adquiere ya caracteres de preocupación colectiva que se solucionaría con un triunfo hoy.

El propio Marrero no ha dramatizado, pero es evidente que está molesto. Errores puntuales como visitantes están costando disgusto tras disgusto, derrota tras derrota. El comportamiento en casa hasta ahora es realmente bueno, pese a los dos últimos empates a cero. Por eso hay confianza en que los blanquiazules vuelvan a la buena senda.

Habrá cambios, como es lógico. Ya lo ha dicho el técnico, que busca retomar el positivismo, aunque siempre recalque que la actitud y el trabajo de los suyos está siendo encomiable y fuera de toda duda. El Palo, que ha ido de más a menos --llegó a ganar al Cacereño en El Cuartillo, pero está con un punto menos que el Arroyo-- es una amenaza real porque ya ha demostrado que puede sorprender fuera.

Con las bajas ya habituales de Iban Espadas y Hagan y la de esta semana de Juanma Morán, con unas molestias que aconsejan reposo, Marrero espera confeccionar un once de garantías, algo de lo que no duda, para enfrentarse a los andaluces. La probable presencia de Espinar en el ataque por primera vez en lo que va de temporada podría ser una de las novedades, aunque todo ello se comprobará apenas una hora antes del choque.