La tensa relación entre Estados Unidos y Rusia puede no llegar a los extremos que crearon entre Washington y Moscú una guerra fría, pero no cabe duda de que la temperatura actual está en caída libre. Como entonces, el deporte vuelve a ser uno de los frentes de una compleja batalla que salta las barreras de la política y las sucias estratagemas, tecnológicamente actualizadas, están de nuevo a la orden del día.

La última ha sido el robo y la publicación de información médica confidencial de cuatro estrellas estadounidenses, que las autoridades deportivas atribuyen a piratas informáticos rusos. Y aunque las víctimas directas por ahora son Simone Biles, la gimnasta que ganó cuatro oros en Río, las hermanas Serena y Venus Williams y la jugadora de baloncesto Elena Delle Donne, la diana más amplia es Estados Unidos.

USO LEGAL En los cuatro casos, la información revelada muestra el uso de sustancias prohibidas, pero ninguna ilegalidad según la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y las federaciones estadounidenses a las que pertenecen las deportistas. Y es que las cuatro lograron "exenciones por uso terapéutico", con las las que la AMA permite el uso de sustancias prohibidas "si hay una razón médica legítima".

Biles, por ejemplo, consumió medicación para tratar el Trastorno por Déficit de Atención por Hiperactividad (TDAH) y tenía una de esas exenciones. "Tener TDAH y tomar medicación para ello no es algo de lo que avergonzarse ni que tema que la gente sepa", escribió la joven gimnasta tejana en su cuenta de Twitter. "Por favor sabed que estoy a favor del deporte limpio, que siempre he seguido las reglas y que seguiré haciéndolo porque el juego limpio es decisivo para el deporte y muy importante para mí".

Venus Williams, la exnúmero 1 mundial del tenis, que se hizo con la plata en dobles mixtos en los Juegos Olímpicos de Río y que en el 2011 reveló que padece el síndrome Sjögren (una debilitadora alteración del sistema inmune), también aseguró que ha "seguido las reglas establecidas por el programa antidopaje del tenis, aplicando, y recibiendo, exención de uso terapeutico".

La información sobre Biles, las hermanas Williams y Delle Donne, que la agencia antidopaje de EEUU ha definido como "cobarde y despreciable ciberacoso de atletas inocentes", empezó a aparecer online el pasado lunes. Un día después la AMA confirmó en un comunicado oficial tanto su autenticidad como su origen: un ataque informático a una de sus bases de datos gracias al uso de correos maliciosos que afectaron una cuenta abierta expresamente para Río. En ese texto, asimismo, se recordaba también que en agosto se accedió ilegalmente a la cuenta de Yulia Stepanova, la mediofondista que huyó de Rusia, vive ahora escondida en EEUU y fue fuente principal en la investigación sobre el dopaje ruso.

La AMA ha atribuido el ataque a piratas informáticos rusos que se conocen como Tsar Team APT28 y también como Fancy Bear. Es un grupo que se ha vinculado a G.R.U., la agencia de servicios de inteligencia militar del Kremlin y que también ha sido señalado por analistas como responsable de asaltos informáticos que han sacudido las elecciones en EEUU.

El director del organismo antidopaje, Olivier Niggli, asegura que el último asalto forma parte de "un intento de minar a la AMA y al sistema global contra el dopaje" y ha dicho también que "estos actos criminales comprometen gravemente el esfuerzo de la comunidad global para luchar contra el dopaje y de restablecer la confianza en Rusia".

El Kremlin ha negado cualquier relación con el hackeo . Los piratas aseguran que lo publicado es solo "la punta del iceberg" y amenazan con hacer nuevas revelaciones sobre más deportistas de EEUU, pero también de otros países. Y algo ya han conseguido: las sombras están ahí.